Hay economistas como Soria que han decidido dedicarse a la política a tiempo completo, lo que probablemente les impide dedicar una parte de sus ratos ociosos a la actualización y el reciclaje. Al vicepresidente del Gobierno de Canarias le vendría muy bien un curso sobre desarrollo sostenible, de manera que no confunda crecer con el mínimo consumo ambiental con crecer para “el futuro del desarrollo de Canarias y de nuestros hijos”. Porque ésa fue la versión que ofreció este martes ante la Ser, la de un desarrollo que, gracias al nuevo catálogo de especies protegidas, “permita que proyectos como el de Granadilla, que lleva parado más de diez años y que es importante para Tenerife y para Canarias, pueda realizarse”. Para Soria, “es muy peligroso” afirmar que el catálogo debió haberse realizado en función de los informes de los expertos, porque “no deben legislar los que saben” de cada cosa, sino los parlamentos. Le faltó sacarse de la chistera cualquier plan de desarrollo de algún ministro franquista, mayormente el Opus, para justificar atropellos como el misil a la biodiversidad propiciado, entre otros, por este individuo.