A esta hora todavía se deben estar preguntando los concejales del Partido Popular qué fue lo que pasó para que no colara su intento de adjudicar los módulos de desalación de la capital grancanaria a la empresa Isolux. Ya les contamos en la sección correspondiente cómo los votos de la oposición sumados a los de la secretaria y el interventor dejaron en más miniplex que nunca la mayoría de Pepa en el Ayuntamiento. Parece que los técnicos tampoco estaban dispuestos a tragar como normal que existan tres criterios distintos y dos informes más en el plazo de sólo doce días. Menos aún que en el informe primigenio apareciera Isolux como penúltima empresa (de las nueve que concurrían) y de repente tuviera un empujón que le llevó hasta el primer puesto. Ni siquiera poniendo también más bonita la valoración de FCC para que la cosa quedara en un casi empate, pero con ventaja para la primera. Ya fue sospechoso el 1 de agosto que el concejal de Aguas, Rafael Santana, se empeñara en dejar sobre la mesa un tema como éste, que lleva coleando un par de añitos. No tenía explicación esa actitud hasta el pasado lunes, sólo diez días después, en que se anunció que la adjudicación de marras estaría en la mesa de contratación de este miércoles.