Nunca en una sola frase de un comunicado, el Partido Popular de Canarias había definido de un modo tan certero su forma de actuar y el talante de su líder regional. “Tratar de aplicar el rodillo (...) incluso intentando cambiar la ley para acomodar las mayorías (...) refleja torpeza política y una ambición desmedida por ocupar todo el poder allí donde no corresponde hacerlo. Ellos lo saben perfectamente. Saben que una chapuza y saben que pueden sentar un precedente nefasto”. Pero aunque no lo parezca, el PP no habla de sí mismo, no habla de lo que acaba de ocurrir en el Cabildo de Gran Canaria con un obsceno cambalache para blindar a un tránsfuga; ni habla de los decretos de alcaldía dictados por Soria durante su etapa en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, ni de sus antidemocráticas decisiones en el Cabildo que sonrojarían a cualquier demócrata decente. El comunicado que firma la disciplinada Australia Navarro se refiere a la actitud del PSOE y CC de no contar con el PP para renovar las instituciones dependientes del Parlamento. O mejor dicho, de no acceder a las pretensiones del PP como partido con mayor número de votos en las últimas autonómicas. Es una pena que Soria y Navarro no cuenten con el aval moral de su propio comportamiento en 2007, cuando en comandita con CC, marginaron al que ganó las elecciones con 26 parlamentarios, sin empatar con nadie a 21, como es el caso que ahora nos ocupa y que tan disgustado tiene a Soria.