La consejera de Turismo, lanzaroteña por más señas, madrina de Puerto Calero, del arquitecto Carlos Morales y conocedora de las entrañas de la realidad conejera, nada dijo de las reposiciones de Corrupción en Miami o Ironside, ni de la adquisición de Promotur de los derechos de Los Soprano, tan familiarmente cercanos a la casa y a la cosa. Nostra de ellos, se entiende. Pero, puestos a repasar concienzudamente las declaraciones de doña Rita, descubrimos que quizás quiso decir que lo que no volverá es la bonanza económica, y a mayor abundamiento, la prosperidad al turismo. Llegados a este punto no sabemos qué es peor, si situar las tonterías de Rita en el campo de las series de ficción o aplicarlas a la realidad que ella es responsable de mejorar. Porque decir al sector turístico que jamás regresará la prosperidad (es la acepción más aproximada a la “bonanza” de la que habló) es sugerirles que no saldrán de la actual situación de marasmo y desconcierto, que tiren la toalla, que se manden a mudar y que cierren sus hoteles y apartamentos. Por fortuna, el sector hace tiempo que no escucha a esta consejera porque, además de ser conocedor de sus limitaciones intelectuales, es consciente de que no tiene ni pajolera idea de lo que se trae entre manos.