Fue a partir de la postura de Fuerteventura cuando se desencadenaron los acontecimientos que condujeron a la elección de Claudina Morales: ATI y Torres Stinga, que ya se habían llevado tremendo varapalo con el exiguo respaldo que concitó la aprobación de la memoria de gestión del presidente saliente (la suma de votos negativos y abstenciones fue superior a los votos afirmativos), ya había sido suficientemente premonitorio. Pero no iban a apoyar a Gran Canaria, que acabó por retirar a su sufrido candidato, Manolo Lobo, al que la fortuna lleva demasiado tiempo sin sonreírle, exactamente todo el que lleva en política. Con un discurso de isla no capitalina, clamando por el fin de los desequilibrios territoriales, proponiendo un ajuste fino en los acuerdos con el PP y dibujando un ligero giro a la izquierda, Asamblea Majorera colocó al frente de CC a uno de sus más destacados valores políticos, Claudina Morales. Hasta Miguel Cabrera, al que se le hizo la propuesta inicialmente, se apartó para dar paso a la ex alcaldesa de La Oliva.