El programa sólo fue visto por 45.000 personas, y eso que fue emitido en la mejor franja horaria del día, las 21.15, en pleno prime time. La campaña de publicidad previa al programa, con autopromos en la cadena y en su radio y con reportajes a doble página y a todo color, con llamada en primera, en el periódico Canarias7, acompañado todo ello de una polémica sobre pleito insular que disparó la expectación, no consiguieron que la audiencia llegara al 7% de media. Siendo de letras como somos, y dividiendo el pastón que costó sólo ese primer capítulo, 57.000 euros, entre los 45.000 telespectadores que tuvo, estamos por recomendar una fórmula más rentable: regalar a cada uno de ellos un DVD con los mejores momentos de las grabaciones y ofrecer al resto del personal un programa que, aunque no tuviera tampoco mucha audiencia, no escarbara en los bajos sentimientos y contribuyera en alguna medida a los principios por los que se creó la cadena pública canaria.