El testimonio que prestó en el juicio por el caso Isolux el empresario Rafael González Bravo de Laguna sirvió para corroborar que Soria presionó para que la empresa Idagua no recurriera la decisión de la alcaldesa Luzardo de adjudicar en 2003 a una de las empresas peor puntuadas el concurso de dos módulos de desalación de agua de mar. En aquel juicio, Soria y Pepa dijeron cosas sabrosísimas que, unidas a otros testimonios y pruebas, dieron como resultado una sentencia absolutoria del periodista. Pero este jueves el vicepresidente del Gobierno necesitaba transmitir al juez que todo fue un montaje en su contra para hacerle perder el juicio (léase vista oral). Y llegó a decir que, a pesar de que una de sus prioridades como gobernante era garantizar el suministro de agua potable a la población, nunca leía las noticias referidas al escándalo Isolux que toda la prensa publicó con profusión de datos aquel verano de 2003. O sea, que era totalmente ajeno a lo que se cocía en un Ayuntamiento gobernado por el partido del que era y es presidente.