Impresionante documento gráfico el obtenido en el pleno del Cabildo de este jueves, con ese pedazo de salón de sesiones hirviendo gracias a la canícula y a Larry Álvarez, que es un auténtico infiernillo. Animalito de Dios. Nosotros, de común inquietos, preferimos clavar nuestra mirada en cosas más interesantes, como la consejera María Salud Gil, que ofreció un llamativo recital de movimientos de abanico que, de terciar alguna crisis de grupo de gobierno, algún desplante por un quítame allá ese presupuesto o sencillamente un desgaste propio del ejercicio del poder, podríamos interpretar torticeramente. Pero no, los movimientos de abanico de la señora Gil, además de coquetos, ni representaban desplante al pretendiente (tápese la cara parcialmente con el mecanismo totalmente abierto), ni enviaba besos a nadie (mirada sugestiva con la boca cubierta por el abanico). Sencillamente la consejera se lo estaba pasando en grande y manejaba el artilugio con una gracia y un salero que no se puede aguantar.