Jerónimo Saavedra había pensado en Blas Trujillo para su equipo municipal antes incluso de sentarse en su casa de Vegueta a plasmar en un papel la lista de los 29 que le acompañarían en la candidatura del 27 de mayo. Y hasta llegó a proponérselo, pero su amigo Blas, con el que ha compartido tareas de Gobierno (fue consejero de Empleo con él entre 1991 y 1993) y muchísimas vivencias políticas en Canarias y en Madrid, le agradeció el ofrecimiento y le pidió que lo dejara presentarse al Parlamento de Canarias. Trujillo ya había aceptado en su día ir de perdedor al Cabildo de Gran Canaria a sabiendas de que el mundo de la política local no es el que más le agrada. Y Saavedra lo dejó ir a la espera de que los posteriores acontecimientos políticos lo volvieran a poner a tiro.