No para la pata José Segura, que se aclimata a los aires grancanarios a una velocidad vertiginosa. Incluso por encima de las leyes de la termodinámica, su especialidad, ésas que descartan por completo que el agua y el aceite se puedan mezclar tan ricamente. El delegado del Gobierno en Canarias es inquieto, y en su inquietud quiere hacerse con el mando de la plaza en toda su dimensión. Seguramente en ese deseo radiquen sus continuos encuentros y fotografías -lo mismo públicas que privadas- con las gentes del Partido Popular. Ya les dijimos que el otro día lo vimos cenando en Puerto Rico con José Manuel Soria y sus respectivas esposas. Pero no les dijimos que por las mismas fechas el hombre paseó, de sport fino, eso sí, en uno de los yates del empresario noruego Björn Lyng. Ahora les contamos con quién.