Jugosísimas y calentitas las declaraciones hechas este martes a la Cadena Ser del vicepresidente del Gobierno, José Manuel Soria, enfrascado hasta el corvejón en su particular campaña electoral, en la que reparte estopa ora al PSOE, ora a Paulino Rivero, aunque en este último caso con la sutileza de la hiena. Ante Evaristo Quintana volvimos a descubrir a un Soria pletórico, pagado de sí mismo, convencido de que tras él viene la nada, y de que nada hubo mejor que él antes de su llegada. Muy cuidadoso en sus mentiras, las más descaradas las camufla ahora con recursos dialécticos que en ocasiones son afirmaciones desmemoriadas o reconocimientos tácitos de imposible ignorancia. ¿Se van a bajar el sueldo los miembros del Gobierno? Sí, eso acordamos hace tres semanas. ¿Pero cuándo? Si me pregunta en qué nómina, no lo sé. ¿Quién lo sabe, si es usted el consejero de Economía y Hacienda? No lo sé, sólo sé que tomamos el acuerdo hace tres semanas. Nada nuevo bajo el sol hasta que llegó a ofrecer sus explicaciones sobre la descatalogación de especies protegidas y el proyecto del puerto de Granadilla.