Como le ocurriera a Adán Martín a finales de 2004 y principios de 2005, a Paulino Rivero se le acumulan los problemas que le genera su socio José Manuel Soria. El entendimiento con Madrid para el desbloqueo de los gravísimos problemas que padece Canarias (la inmensa mayoría de ellos ocasionados por los sucesivos malos gobiernos regionales que hemos padecido) se tropieza con la cabezonería del presidente del PP, que rema en dirección contraria y lleva al extremo del paroxismo su habitual comportamiento de la confrontación o muerte. Menos mal que siempre hay un respiro de relajo en las declaraciones de los políticos, y de buenas a primeras leemos en ACN que el presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Pérez, tiene una solución para tener entretenido al vicepresidente del Gobierno. Tras quejarse de su comportamiento poco constructivo y majadero, Pérez anuncia que quiere proponer a Paulino un salto de agua entre Chira y Soria para ver si al menos la cosa sirve para producir electricidad. Este Pérez promete.