Al principio pareció cosa de politiqueo. Fernando Becerra menta a José Manuel cuando la “gilipollas” de Yolanda Perdomo le pide su apoyo contra Astrid Pérez. Al ratito pasó a ser alerta amarilla: la noble labor de comisionista después de ser consejero de la cosa pública lleva al hermanísimo, Luis, a ser anunciado por los presuntos corruptos que llegaría en breve a la Isla de los Volcanes -nunca mejor dicho-, para sus tricoteos. Pero con la aparición estelar en el sumario de Unión de Carlos Sánchez Ojeda, el grabador confeso de Francisco Benítez Cambreleng -recuerden, aquel Soriagate de los que hacen Época-, el nombre de José Manuel Soria vuelve a enfangarse en otro sumario judicial. Les contamos en esta misma edición el presunto cohecho que comete Carlos Sánchez para favorecer a Luis Lleó ante el Gobierno de Canarias. Y Soria, según las escuchas -¿me copias, cambio?-, estaba al tanto del cotarro de su correveidile satauteño en el Cabildo de Gran Canaria. ¡Ay Carmencita!