El escándalo está servido en la Consejería de Turismo, donde todo el mundo da por hecho que el despido de Dolores Araña se venía maquinando desde hace meses, más o menos desde que la viceconsejera, María del Carmen Hernández Bento, contrató una asistencia jurídica externa a la firma de abogados Bento & Bonny Asesoría Fiscal, S.L., que destacó en las oficinas de Promotur a uno de sus socios, Enrique Lang Lenton Bonny, para suplir las funciones de la ahora despedida. Poco a poco fueron retirando competencias y atribuciones a Dolores Araña, a la que incluso removieron del puesto de secretaria del consejo de administración de la compañía sin darle explicación alguna. Una vez convenientemente apartada y sin tarea asignada, la consejera de Turismo ha podido alegar “bajo rendimiento” para producir un despido ciertamente escandaloso.