Resulta verdaderamente revelador escuchar de Cristina Tavío decir que el informe de la Intervención municipal del Ayuntamiento de Santa Cruz sobre las cuentas auditadas a los grupos políticos es “absolutamente subjetivo”. Hemos podido leer detenidamente el documento y contiene una vergonzosa y ampla lista de facturas aportadas por los concejales del PP que llevan a los expertos municipales a concluir que se trata de gastos no vinculados a la actividad del grupo. ¿Es esa una apreciación subjetiva? Puede que sí, pero seguro que es compartida por la inmensa mayoría de la gente. Porque ya nos dirán qué coño pintan unos concejales pasando como gastos políticos desde un cambio de aceite hasta unas cajitas de vino, unas sesiones de talasoterapia o unos cinturones de marca. Esta escapatoria tan surrealista nos recuerda mucho a la que adoptó el presidente regional de la cosa, José Manuel Soria, cuando arremetió contra el inspector de Policía que revisó sus numerosas cuentas corrientes en el caso Salmón para llegar a la aún inexplicada conclusión de que el vicepresidente del Gobierno maneja dinero en efectivo que no tiene una procedencia aclarada. Soria se salió por la tangente acusando al funcionario de ser un mal profesional por haber cometido un error en un apunte que nada tenía que ver con el fondo de la cuestión. Pero, qué buenos son los funcionarios públicos cuando hacen valoraciones subjetivas para un Canódromo o una Favorita, ¿verdad, Manolo?