Manuel Torres se condujo, según la denuncia de Varadero, con el estilo de todos conocido. Es decir, como un señor. Lo que ha llevado al mismísimo fiscal del caso a llamar la atención sobre “la conducta del sujeto (...), reveladora de una falta absoluta de escrúpulos”. Les podemos garantizar que todas estas cosas las conoce con mucho detalle el consejo de administración de la UD Las Palmas, que al igual que el juez que dictó el auto de apertura de juicio oral, no tiene un pelo de tonto. Si no fuera porque hay una denuncia judicial con juicio a punto de señalarse, ya estaría saltando Angulo diciendo que todo fue una acalorada discusión en el descanso y sin testigos. Los métodos expeditivos y caballerosos del inspector Towers son también conocidos en otros establecimientos de la ciudad, donde le tienen encendidas unas velas de recuerdo. Así ocurre, por ejemplo, en un céntrico instituto, y así ocurre, lerén, lerén, en una céntrica joyería con céntricas sucursales en diferentes puntos de la ciudad. Al listado de altares de culto torresiano se unirá en breve la UD Las Palmas, donde habrán de colocar, antes de su despido, una placa conmemorativa que recuerde su paso por allí.