Es cierto que existen periodistas que no delimitan adecuadamente la crítica política, por mucho que ésta pueda ser desagradable e incómoda para el criticado. Algunos comunicadores se desesperan cuando el político insultado no llama, no se arrodilla o no hace algo que demuestre que está escuchando al comunicador y se siente ofendido. Eso hizo Santiago Pérez con Azul Televisión: ni puñetero caso. Así que el comunicador en cuestión dio un peligroso paso y se adentró en las procelosas aguas de la familia del político socialista. Y fue ahí cuando le cayó encima una demanda civil que fue ganada por Santiago Pérez en primera instancia, luego en la Audiencia Provincial de Tenerife y finalmente en el Supremo. Pero dada la proverbial lentitud de la justicia y la acreditada movilidad en la titularidad de medios de comunicación en Canarias, resulta que el que ha pagado la multa es el nuevo propietario de Azul Televisión, ahora la televisión de El Día. O sea, don Pepito.