Blas Artiles, recordarán, fue un histórico concejal del PSC en Santa Brígida. El eterno candidato de esa formación. Un hombre trabajador y diligente, que sin embargo jamás consiguió unos resultados satisfactorios. Al contrario, dejó una Agrupación Local sumida en una grave crisis que acabó con su expulsión del partido, decretada por la Ejecutiva Federal, tras acusar a algunos de sus compañeros de corruptos y no demostrarlo nunca. Toñín Ramírez, actual portavoz municipal y el principal perjudicado por la designación de Dominica Fernández, forma parte del 50% de los socialistas satauteños que sigue tomando como oráculo a Blas Artiles, frente al resto, que odia a muerte a los de Toñín. Y a Blas, claro. Por eso, el PSC decidió que la solución mejor era el desembarco de alguien ajeno al conflicto, alguien que sea capaz de aglutinar, aunque sea un pizco.