Esperamos que las explicaciones de Segura de su intervención para desbloquear licencias urbanísticas en Arona no tarde tanto como las del presidente Rivero tratando, presuntísimamente, de enchufar a su sobrina en la Policía Local de ese municipio. Sabemos, como sabe medio Tenerife, que el inquieto profesor de Termodinámica acude allí donde se le reclama, bien para ofrecer sus opiniones y sus intermediaciones, bien para proponerse como próximo candidato a presidente de Canarias por el tercio socialista. En el caso de Arona, se detectó la presencia de José Segura respondiendo a la inquietud de empresarios como Pedro Suárez, que veían paralizados sus deseos urbanizadores por las lógicas consecuencias que sobre un Ayuntamiento tiene una investigación judicial por corrupción urbanística. El servicial diputado, que habla hasta por los codos, para allá que se fue, y de ahí su torpe aparición en una ratonera plagada de imputados y de interesados en que los imputados pagaran sus deudas pendientes.