Estaba tardando Manolo Torres, inspector de fútbol de la UD Las Palmas, en volverla a armar. Había recibido instrucciones concretas de estarse quieto para que las aguas se calmaran, se pudieran vender un par de palcos, y la gente empezara a hablar de fútbol. Pero no, Torres no se puede estar quieto, y no porque el hombre sea mala persona, sino porque es nervioso por naturaleza y le pueden los impulsos. Este miércoles ha trascendido que ha fichado para Las Palmas B al que fuera su más estrecho colaborador, no en tareas futbolísticas, sino en las que tienen que ver con la investigación privada. Falta ahora por saber si el fichaje responde a una necesidad contrastada del equipo, del fichado o del fichador. O sencillamente que Torres ha descubierto que ésta es la mejor manera de llamar la atención a Angulo, al que ha pedido audiencia desde hace muchas semanas sin que el consejero se dé por aludido.