Obra en las actas y diarios de sesiones del Parlamento de Canarias una frase muy socorrida: “Vino usted por lana y salió trasquilado, juas, juas”. La pronuncia con inusitada frecuencia el vicepresidente del Gobierno, José Manuel Soria, justo después de considerar que ha humillado a algún representante de la oposición o a cualquier otro elemento incontrolado que haya intentado sacarle los colores sin éxito. O al menos sin el éxito que él creía que querían obtener, a ver si nos entendemos. “Vino usted a por lana y ha salido trasquilado”, le espetó la semana pasada en el pleno su Excelencia al portavoz socialista, Santiago Pérez, al término de la interpelación sobre la brillante gestión llevada a cabo por el también consejero de Economía y Hacienda en asuntos vitales como la financiación de los Cabildos por las competencias transferidas (ver información relacionada). Pero a la vista de la decisión adoptada este martes por la Mesa de la Cámara admitiendo la moción de reprobación contra Soria, más parece que el trasquilado sea el trasquilador.