Estalló de modo público lo que era un malestar soterrado en el Cuerpo Superior de Policía por las acusaciones infundadas de José Manuel Soria sobre la detención de su alcalde de Mogán. Como les adelantábamos este fin de semana, el presidente del PP acusó a la Policía de un delito muy grave, el de detención ilegal, y detrás del presidente del PP saltó Jorge Rodríguez a hacer de eco. Pobre. La primera burrada fue el viernes por la mañana y esa misma tarde ya estaba el delegado del Gobierno evacuando consultas con el abogado del Estado, que se echó las manos a la cabeza al visionar la grabación en la que Soria se lanzaba a la piscina sin comprobar que había al menos un charquito. El de los lebranchos. Veamos qué hace el líder del PP, porque no hemos visto en su manual que estén las palabras retractarse ni disculpas, salvo cuando se las exige a los demás. Pero, ¿y si no se retracta? ¿Cuáles son las acciones que se reserva el Gobierno de España para alguien que revienta el Estado de Derecho cada vez que habla? Se pone interesante la cosa.