No hay que descartar que las autoridades Islandesas nombren a Rita Martín hija adoptiva del país. De un plumazo la consejera de Turismo de Canarias ha conseguido el sueño de cualquier destino turístico del mundo: que de repente desembarquen en tu aeropuerto un centenar de jóvenes con todos los gastos pagados por el Gobierno de origen y te cubran las plazas hoteleras que la crisis económica y el frío han dejado vacantes. Reikiavik ha sido el primero de los quince destinos de la campaña que ha puesto en marcha Promotur con un coste cercano a los siete millones de euros con el teórico fin de atraer turistas a las Islas Canarias. La cosa tiene mucha guasa porque, en teoría, se trata de que los cien embajadores que estos días andan vacilando por Islandia consigan al menos traerse a otros tantos islandeses para acá. Salvo que, como todo el mundo sospecha, éste no sea más que otro de los sonados fracasos promocionales de doña Rita, la conseje-Rita.