El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Las verdades del caso eólico
Como ocurre con el 11-M, un suceso que sólo debiera conmocionarnos para siempre, todavía pululan por las redacciones de los medios informativos, las tertulias radiofónicas y los partidos de la conspiranoica la suerte de que el caso eólico está muerto, que aquella primera incursión multitudinaria en la corrupción del Partido Popular va a quedar en nada porque todo fue una maquinación del PSOE y de sus terminales judiciales, policiales y mediáticas. Sí, por los cañones de Navarone, como dice algo más rudamente un amigo nuestro de Santa Brígida. La trama montada por gentes del PP en torno al concurso eólico de 2004 está pendiente de ir a juicio, y si se ha retrasado ha sido por el legítimo intento de todos los abogados defensores de postergar su celebración a base de tupir a recursos al instructor y a la Audiencia Provincial. Pero en lo que llega ese famoso juicio y se juzgan los sucesos que se empezaron a investigar en 2005, afloran efectos colaterales muy coquetos que sitúan muy a las claras dónde está cada cual en esto de combatir la corrupción, ampararla, protegerla o jugar al desmarque.
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