Ya ha salido a la palestra la sección territorial de Jueces para la Democracia en Madrid para defender a la juez Luz Almeida, objeto de las iras del PP por haber sido la ponente del auto por el que se ordena reabrir la causa del espionaje en el entorno de la lideresa. Hacía tiempo que no veíamos un comunicado tan contundente por parte de una asociación de jueces que, en este caso, es muy dura con el ataque personal a una magistrada por motivos ideológicos. Dice JD que “difundir la insidia de que la resolución de la Audiencia es fruto exclusivo de la magistrada ponente constituye un insulto a la inteligencia y resulta expresiva de una visión rabulesca del carácter colegiado de las deliberaciones de los órganos judiciales plurales”. Pero, a mayor abundamiento, la asociación considera que esas insidias y descalificaciones “reflejan el miedo a que la investigación judicial siga adelante para dilucidar las responsabilidades penales reales”. JD es especialmente dura con el consejero de Presidencia, Justicia e Interior de Madrid, Francisco Granados, el responsable político directo de ese espionaje. De él dice JD que “debería estar seriamente preocupado por las carencias del servicio público de la justicia en Madrid”. La verdad es que nos ha gustado el término rabulesco, que tiene su raíz en “rábula” (abogado indocto, charlatán y vocinglero) porque nos recuerda a las estrategias judiciales del PP, dirigidas por ese inigualable Federico Trillo-manda güevos Figueroa.