La remodelación de Gobierno -por llamarla de algún modo- que ha hecho Adán Martín ha puesto en evidencia la existencia de dos mundos políticos muy diferentes en Canarias. Porque a esos dos mundos responden claramente las reacciones que ha suscitado esta crisis gubernamental. Mientras en oriente se levantan gritos de guerra que parten de Gran Canaria y llegan a Fuerteventura y Lanzarote, en Tenerife la cosa se apacigua bastante. Lo que en Las Palmas es considerado un renacer del ultrachicharrerismo por la aparición de personas muy vinculadas a ese movimiento en el nuevo Gobierno, desde Tenerife se saludan esas mismas presencias con otro tipo de valoraciones. Así, personas ajenas a ATI como Juan Manuel García Ramos (PNC) o Nacho González, del Centro Canario de Nacho (CCN) ironizan sobre el Gobierno y su maquillaje pero valoran y lanzan piropos a Tejedor y Zamora, las más conspicuas defensoras de las esencias áticas en el nuevo equipo de Martín. Por cierto, ¿sabían que Marisa Zamora, diputada ella, se negó a pisar el Cabildo de Gran Canaria en una visita oficial de parlamentarios para estudiar la ubicación de una sede de la Cámara en la isla? Es de abrigo la doña.