El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Prohibido hablar de Zerolo
A Fernando Clavijo, alcalde de La Laguna y secretario general de Coalición Canaria en Tenerife, le parece fatal que algunos individuos e individuas del PSOE sigan sacando a Zerolo en procesión cada vez que se menta por los alrededores la palabra corrupción. No quiere Clavijo que el personal asimile a su formación y al movimiento que él y Ana Oramas encabezan la larga y fructífera trayectoria del que fuera alcalde de Santa Cruz de Tenerife, en estos momentos en trance de banquillo en el Tribunal Supremo. Clavijo ha arrancado a los órganos directivos de la formación un acuerdo según el cual anatemizará a todo aquel o aquella que “no pase página” o remueva el pasado en lugar de dedicarse a la noble tarea de tapar con tierra, incluso a ser posible con cal viva, cualquier vestigio del pasado que pueda recordar a los ciudadanos que en la oligarquía política y económica tinerfeña continúa la corrupción campando a sus anchas. Porque es absolutamente falso equiparar a Zerolo con el pasado. Primero, porque sigue cobrando un sueldo público, el de senador, cargo al que accedió gracias a las fuerzas mayoritarias en el Parlamento de Canarias en el momento procesal, CC y PP. Cualquiera que esté en la vida pública chupando del frasco, y en este caso, para más recochineo, sin dar puñetero golpe, no ha pasado a la reserva activa, por lo tanto, no es el pasado, aunque fuera de desear. Segundo, porque Miguel Zerolo sigue estando imputado, no en uno, ni en dos, sino en tres casos de supuesta corrupción política, uno de ellos Las Teresitas, seguramente uno de los más escandalosos saqueos a una administración pública de cuantos se han producido en este universo arhipielágico y ultraperiférico. Y tercero, y mucho más sangrante para el sufrido contribuyente chicharrero: los desaguisados de Zerolo siguen sin resolverse, entre otras cosas porque ni se han reintegrado a las arcas municipales los dineros saqueados ni la ciudad ha logrado restablecer la legalidad vigente gracias, entre otras cosas, a la tibieza con la que han actuado los herederos políticos del ex alcalde.
José Ángel Martín, el monstruo
Las imprecaciones de Fernando Clavijo van directamente encaminadas a José Ángel Martín, primer teniente de alcalde, concejal de Urbanismo de Santa Cruz de Tenerife y socio necesario y hasta ahora insustituible del alcalde José Manuel Bermúdez. Martín pasa por ser uno de esos pocos políticos irreductibles que desbarataría cualquier teoría al uso del político de oposición que pisa moqueta y se contagia automáticamente del dolce far niente, de la acomodación al poder mandando a las antípodas cualquier vestigio de protesta anterior. Fue uno de los denunciantes –quizás el más expuesto- del caso de Las Teresitas, y su llegada a la Concejalía de Urbanismo de Santa Cruz de Tenerife no ha supuesto en absoluto (más bien al contrario) el olvido. Puede que en el fondo algunos mandarines de ATI vieran en su incorporación al pacto de gobierno en la capital una oportunidad para que se convirtiera al inmovilismo y a la complicidad, lo que vendría avalado por la presencia inicial en el gobierno municipal de un hombre conciliador como Julio Pérez. Pero ido éste de la política por la imposibilidad de congeniar su vida profesional como abogado con las exigencias propias del cargo, o precisamente por esas tiranías que le obligaban más a mirar a su espalda que al frente, José Ángel Martín pasó a una primera línea que sus socios ni esperaban ni deseaban lo más mínimo. El socialista molesta, y molesta al núcleo más duro y oscuro de ATI, encabezado en el Ayuntamiento por la intransigencia del concejal nacionalista Hilario Rodríguez, que no soporta lo más mínimo que se ponga en entredicho la gestión corrupta de Miguel Zerolo. Que Fernando Clavijo y los suyos se sumen a ese aquelarre no es más que la confirmación de que Coalición Canaria tiene un problema grave de podredumbre en Tenerife, o que la excusa de la revisión del pasado les viene como anillo al dedo para descalificar al PSOE y justificar su ansiada vuelta al pacto con el Partido Popular. Pero vuelven a perderse en las formas. Si no quieren que se aviente el pasado, lo tienen muy fácil: que Zerolo dimita de todos sus cargos públicos y que responda de sus tropelías ante los tribunales de justicia. Mientras tanto, es el presente, el que no puede cambiar ATI con todas sus amenazas.
La última ocurrencia de Cardona
Llevaba un tiempo sin parir una ocurrencia, pero esta semana ha nacido otra. El alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, acaba de lanzar al debate público una nueva solución para acabar con los atascos que en determinadas horas punta del día se producen en la Avenida Marítima, entre la plaza de Belén María (Puerto) y la Torre de Las Palmas, a la altura de la popular Casa del Coño. La nueva ocurrencia consiste en habilitar un carril reversible en la vía Sur-Norte que cambiaría de sentido en esos momentos concretos del día para desahogar la salida de El Sebadal. La idea viene a ser la sustituta de la anterior, consistente en un scalextric a la altura de la playa de Las Alcaravaneras, desechada por disparatada, costosa y ambientalmente infumable. Hemos consultado con expertos en la cosa del tráfico y el calificativo más suave que hemos escuchado es el de disparate. ¿Por qué? La idea no es nueva, y de hecho se utiliza en muchos lugares del suelo patrio, pero siempre en carreteras con un número suficiente de carriles como para poder anular alguno de ellos cuando se considera necesario. Pero es que en el caso de la zona que Cardona tiene en la cabeza, se trata de una parte de la vía con tan solo dos carriles (desde la zona del Club Náutico hasta el Mercado del Puerto), lo que reduciría tan solo a uno la circulación en sentido Sur-Norte. Incluimos en esa zona el túnel de la Base Naval, lo que complica –incluso reglamentariamente- su aplicación. Cualquiera que utilice con cierta frecuencia la Avenida Marítima conoce las peloteras que se forman con cualquier accidente o avería en la zona en cuestión, máxime cuando el percance se produce dentro del túnel. ¿Se imaginan algo así con un solo carril? Además del fenomenal atasco, no se garantiza de manera adecuada una eventual evacuación de emergencia en el subterráneo, y la solución puede convertirse en cualquier momento en calamitosa. Si a eso sumamos que los primeros cálculos apuntan a un coste de un millón de euros, que por supuesto pagaría el Cabildo, la ocurrencia empieza a ser una cosa muy seria. Quedamos a la espera de la siguiente ocurrencia, que vendrá, no hay duda.
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