El PSOE canario ha ido reconduciendo poco a poco la tormenta interna desatada tras el catastrófico resultado electoral, tras las indisciplinas palmeras y tras la lectura negativa hecha por algunos al conocerse los acuerdos con CC. El tiempo cura las heridas y permite mayor capacidad de comprensión y hasta de entendimiento. En la otra parte del pacto las aguas no han dejado de estar revueltas, es más, casi diríamos que estos días se revuelven con especial virulencia, y no por la elección de cargos para el Gobierno, cuyos efectos se empezarán a apreciar ahora, sino por la designación de un senador (o senadora) a propuesta de la Comunidad Autónoma. En el PSOE y en el PP la designación parece clara e incontestable, dos ex alcaldes de Las Palmas de Gran Canaria, Emilio Mayoral y Pepa Luzardo, respectivamente. Pero en CC pierde fuelle por completo la opción de Miguel Zerolo, al tiempo que crecen las posibilidades de la grancanaria Mari Mar Julios, que abandona el Ejecutivo tras muchos años de manera fija-discontínua. No descarten que el feo conduzca al ex alcalde de Santa Cruz a una profunda depresión seguida de un indisimulado e indómito cabreo, ni se sorprendan de que, en una de estas, se pase al grupo mixto y termine haciéndole las castañuelas a José Manuel Soria.