El presidente del Comité Científico para el Cambio Climático lamenta la falta de personal en los centros de investigación canarios
El desarrollo de la economía circular y azul en Canarias podría transformar los retos en la gestión de los residuos, el ciclo del agua y la energía en un gran abanico de oportunidades para combatir el cambio climático y crear medidas piloto exportables a otros territorios. Para ello es necesario invertir en la formación y en la contratación de profesionales, y no solo en infraestructuras, porque el Archipiélago tiene centros de investigación envidiables, pero están vacíos de personal.
Así lo ha dicho Aridane González, profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y presidente del Comité Científico para el Cambio Climático, Economía Circular y Azul de Canarias, este miércoles durante la última sesión de las Jornadas Emergencia Climática en la Macaronesia del proyecto europeo Mac-Clima que organiza el Cabildo de Gran Canaria, según informa un comunicado de la institución insular.
Durante la ponencia ‘Canarias y Cambio Climático: una perspectiva circular y azul’, González dijo que las personas deben estar en el centro de todas las políticas, subrayando que de nada sirven las estrategias para combatir el cambio climático si no se los dota de personal cualificado para que los ejecuten y si no se apuesta por el empleo verde y la investigación. “Son las personas las que generan nuevas ideas, las que buscan soluciones y las que desarrollan los proyectos”, puntualizó.
Dijo, también que el cambio a un modelo sostenible pasa por concienciar a la ciudadanía para que cambie sus hábitos y para que sepa lo que cuestan sus malas acciones, por ejemplo, en la separación de residuos. “Es necesario aplicar la máxima de quien contamina paga, pero con transparencia”, aseguró. Para el investigador, eso pasa también por saber quién hace los deberes, quién va o no a un punto limpio y quién usa el transporte público para que tenga reconocimiento el que lo hace bien.
El cambio climático ya está en Canarias y los grandes problemas en la gestión de residuos también. Si no se atiende al cambio climático, los objetivos de desarrollo sostenible y la economía circular y la azul, habrá graves daños en el territorio y Canarias perderá su lugar estratégico en el mundo, según González.
Por su parte, Miriam García, de la empresa LANDLAB, explicó su proyecto ‘Diseño de paisajes costeros resilientes: Proyecto Costa Besòs’ y especificó que todos los desastres naturales en las costas ocurren por no haber comprendido y medido las dinámicas litorales.
Apuntó que los estudios realizados para el frente marítimo de Barcelona, al igual que el de Besòs, son novedosos porque replantean el diseño de los frentes marítimos de las ciudades ante el cambio climático. Agregó también que este tipo de iniciativas pueden ser viables tanto para Canarias como para cualquier zona costera.
“A la desaparición de nuestras playas debido a los continuos temporales, la destrucción cada vez más frecuente de los paseos marítimos y las infraestructuras o el mobiliario, se suman los efectos crecientes del cambio climático en las costas con inundaciones graduales por subida del nivel mar, por la erosión y la pérdida de la biodiversidad”, concluyó.
El Proyecto Europeo Mac-Clima, liderado por el Cabildo de Gran Canaria, tiene entre sus objetivos la creación de un Observatorio Climático para la Macaronesia, el cual monitorizará el cambio climático y marcará las pautas para luchar contra él.
Para ello, Gran Canaria tiene como socios a los cabildos de El Hierro, Lanzarote y Tenerife, e instituciones de Madeira, Cabo Verde, Mauritania y Senegal, a lo que suma la colaboración de la Aemet, el Instituto Tecnológico de Canarias, así como el Instituto de Oceanografía y Cambio Global y el Instituto TIDES de la ULPGC, además de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente.
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