La promotora de Cuna del Alma insinúa que la viborina triste es una planta invasora para sorpresa de botánicos

Barranco del Puertito de Armeñime en el que se construirá Cuna del Alma, con los riscos a ambos lados y la playa al fondo

Toni Ferrera

Las Palmas de Gran Canaria —

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La promotora del proyecto turístico Cuna del Alma ha insinuado que la viborina triste, la planta protegida hallada en la zona y una de las causantes de la paralización de esta iniciativa turística, en el Puertito de Adeje (sur de Tenerife), es una especie invasora amparándose en consideraciones presuntamente esbozadas por especialistas en el año 2002, según recoge un informe presentado por la Junta de Compensación del plan este verano que concluye que el desarrollo de las obras es “compatible” con la conservación de dicha planta.

En ese documento, titulado Medidas de seguimiento ambiental del proyecto de urbanización del Sector SO-6 Puertito de Adeje ante la aparición de ejemplares de la especie Echium triste [viborina triste] o eventual aparición de ejemplares de la misma u otras especies protegidas, la propulsora de Cuna del Alma aporta un diagnóstico de la especie y una serie de acciones que harían “compatible” la preservación de la misma “o de cualquier especie vegetal protegida” en caso de continuar con las obras, actualmente suspendidas, también, por un auto del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) que denegó el levantamiento de la paralización, solicitado por el propio Ayuntamiento de Adeje, por la “protección de los hábitats naturales”.

Los promotores de Cuna del Alma, en el texto en cuestión, realizan una descripción del ciclo vital de la viborina triste, incluida en el Catálogo Canario de Especies Protegidas. Destacan que no se trata de una especie amenazada, que se encuentra implantada “con garantías de supervivencia en la isla de Tenerife”, que “existe un hábitat suficientemente amplio como para mantener a sus poblaciones a largo plazo” y que “el área de distribución [de esta] es muy amplia (se trata de una especie ubiquista)”.

A continuación, tratan de especificar la localización insular de la especie y señalan que, en el Programa de Seguimiento de Especies Amenazadas-SEGA, del año 2002, hay consideraciones de los especialistas allí recogidos que sugieren que la viborina triste actúa como una planta invasora. “El estado de la población es aceptable, ya que la planta se comporta como invasora (algunos ejemplares crecían incluso en los jardines de la zona turística de Playa Paraíso)”, puntualiza el documento.

La Junta de Compensación del proyecto turístico termina proponiendo una serie de medidas correctoras, dirigidas, según dice, “a la protección/conservación” de la misma. Entre ellas plantea el balizamiento de los ejemplares en caso de nueva detección, la recolecta de semillas, su almacenamiento temporal hasta su germinación o esparcimiento en las superficies más adecuadas y trasplante de plántulas. Todas estas consideraciones ambientales fueron analizadas y valoradas “técnicamente” por un “biólogo independiente”, Rodrigo Linares Velasco, quien colabora habitualmente con la empresa Evalúa Soluciones Ambientales, dirigida por Rosendo J. López, presidente del Órgano Ambiental de Adeje y quien también prestó servicios para la promotora de la iniciativa.

Para Linares Velasco, estas medidas propuestas por la promotora “son las mismas” que sugiere el Cabildo de Tenerife. Y para ello cita un informe de 26 de junio de 2023, del Área de Gestión del Medio Natural y Seguridad de la corporación insular, que dice que “la medida correctora o compensatoria adecuada es la detección temprana de la presencia de los ejemplares antes de realizar las obras, el balizamiento y seguimiento hasta que la planta llegue a la fase de maduración de sus semillas, y la recolección de estas o del sustrato orgánico que rodea la planta para su posterior traslocación mediante la dispersión en otras partes del terreno que presenten características similares al hábitat original”.

Precisamente, el consejero canario de Transición Ecológica, Mariano Zapata (Partido Popular), ha abierto la puerta a “intentar buscar soluciones” para reactivar una “inversión importante” como esta, a pesar de que el Gobierno anterior prohibió el trasplante de la especie.

Botánicos consultados por este periódico han mostrado rechazo y sorpresa por partes iguales ante los acontecimientos citados. La bióloga botánica Atteneri Rivero explica que la viborina triste no es una planta invasora, sino primocolonizadora, esto es, “prepara el terreno para que otras especies se asienten”.

“Que haya salido en un jardín no significa que sea invasora, sino que, aparte de tener la capacidad de vivir en un ecosistema maduro, también abre las puertas y prepara el terreno para que otras especies lo hagan”, detalla la experta. “Invasora es una planta exótica, que viene de fuera, y que cuando lo hace se adapta a nuestro territorio y hace daño al resto [de la fauna y la flora]”.

Rivero insiste en que la viborina triste “no le está quitando terreno ni recursos ni desplaza a otras especies” por estar donde está. Además, agrega que el trasplante o la recolección de semillas son medidas “biológicamente hablando” un tanto complejas, “porque habría que remover todo y analizar qué semillas [en este caso] trasladar”. Para la bióloga botánica, este tipo de actuaciones, en especial en una planta “anual”, es decir, que vive un año o dos, como mucho, tienen un “alto porcentaje” de resultar infructuosas.

A esta especie la hace especial que no existe en otro punto del mundo, solo en las islas de Tenerife y La Gomera. Además, desde que es descrita por primera vez hasta el día de hoy, se ha visto una clara reducción de su distribución dentro del territorio. En caso de levantar la protección, desaparecía del planeta”, asevera.

Por su parte, José García Casanova, doctor en Biología y también especialista en botánica, afirma que, en este contexto, “hay un error de concepto”. “La invasión ha sido del desarrollo urbanístico sobre el hábitat de la especie, [que] no es común, vulgar, baladí o invasora, sino todo lo contrario. Su territorio ha sido invadido”, remarca el experto.

Para Casanova, todo lo que se ha dicho estos días sobre un posible trasplante de la especie para la continuación del proyecto turístico “son disparates”. El científico reconoce que la viborina triste es una especie que “forma parte de un conjunto de plantas que tienen relación. Y cuando uno tiene un puzle y comienza a quitarle piezas, finalmente el puzle cae”.

El biólogo sostiene que “las costas y medianías de Canarias están siendo objeto de una alteración nos aboca a un colapso ecológico” y concluye que “cada cosa que está en su sitio y ha evolucionado, ahora queremos moverlo. Eso es jugar de forma tramposa”.

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