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Una sentencia constata el “mal ambiente de trabajo” en el cuidado del pinzón azul de Gran Canaria

Pinzón azul de Gran Canaria

Canarias Ahora

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Una sentencia del Juzgado de lo Penal Número 1 de Las Palmas de Gran Canaria ha puesto en negro sobre blanco el “mal ambiente de trabajo” protagonista durante años en el centro de recuperación de fauna silvestre y cría en cautividad en Tafira del pinzón azul de Gran Canaria, un endemismo en peligro de extinción.

En el fallo, fechado el 28 de septiembre de este año, la magistrada María Gabriela Ramos absuelve al director de dicho centro, Pascual Calabuig, de un delito contra la integridad moral tras una denuncia presentada por una técnica veterinaria que trabajaba con él, quien lo acusaba de intentar “humillarla y menospreciarla cada vez que tenía ocasión”, de realizar “acciones consistentes en insultarla” e, incluso, de tirarla por las escaleras, entre otras cosas.

Sobre el acusado se pedía una pena de dos años de prisión, inhabilitación para ejercer cargos con funciones de dirección durante el mismo tiempo, una indemnización de 40.000 euros y la prohibición de acercarse a la denunciante a menos de 600 metros.

La sentencia expone al completo el escrito de acusación contra Calabuig presentado por el Ministerio Fiscal en junio de 2022, sin embargo, señala que, tras las distintas declaraciones practicadas durante el procedimiento judicial, no es posible “atisbar con suficiente entidad los elementos esenciales del tipo delictivo contra la integridad moral”.

Lo que sí ha quedado corroborado, de acuerdo con la jueza Gabriela Ramos, es un “más que evidente mal ambiente de trabajo” en la instalación en cuestión, dependiente del Cabildo de Gran Canaria que, continúa, no es atribuido “en exclusiva” a Calabuig.

Uno de los testigos de la acusación aseguró que, mientras la denunciante estuvo al frente del pinzonario, entre 2013 y 2016, tiempo en el que Calabuig no estaba, “hubo quejas [contra esta misma] por parte de los trabajadores del centro”, y, según agregó, la propia denunciante le informó que había sido objeto de una denuncia por acoso por parte de un trabajador que estaba “instigada” por Calabuig.

Otra testigo, también de la acusación, dijo que “existía animadversión mutua” por parte de Calabuig y la denunciante, mientras que otro declarante ahondó en la “mala relación existente” entre ambos. Uno más aseguró “no haber presenciado trato denigrante” de Calabuig, pero sí “comentarios despectivos”.

En el resumen de las declaraciones de los testigos, todos ellos presumiblemente trabajadores del centro de recuperación del pinzón azul de Gran Canaria en algún momento, la magistrada otorga “nula valoración” a dos de los mismos, que reconocieron tener mala relación con Calabuig, pero sí concede “especial atención” a uno que dice que “la relación entre [Calabuig y la denunciante] era regular debido a las órdenes contradictorias que daban los mismos”.

Por parte de la defensa, también son de “especial relevancia” las declaraciones vertidas por una testigo a quien la denunciante “atribuyó” instigar a los trabajadores para denunciarla mientras estaba al frente del centro. Otra declarante, por su parte, señaló que “la actitud de la denunciante hacia el acusado [Calabuig] era todo mal, que todo lo que veía de él era malo y que, antes de dejar que Pascual [Calabuig] se hiciera cargo del centro a raíz de la sentencia, quemaba el pinzonario”.

Más declaraciones recogidas en la sentencia revelan que Calabuig y la denunciante “se evitaban, estando asignados en sitios diferentes, uno en el centro de recuperación de fauna y la otra en el centro de cría” y que la relación entre el acusado y otra trabajadora del centro “no era nada buena, llegándole a comentar esta última que su propósito era que el centro se viniera abajo”.

Ante el fallo cabe recurso de apelación en el plazo de diez días.

Conviene recordar que la tensa situación vivida en torno al cuidado del pinzón azul de Gran Canaria no es nueva. La conservación de este pájaro endémico en peligro de extensión está siendo amenazada por informes “manipulados” y “celos profesionales”, según expusieron el propio Calabuig y el ornitólogo Alejandro Delgado en verano de 2022, quienes denunciaron ante el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) denegaciones para la liberación de pinzones azules criados en años anteriores, capturas de reproductores y la posibilidad de seguir juntando parejas.

Además, tal y como expuso el programa de Radio Televisión Canaria (RTVC) Informe Trópico, la reintroducción de esta especie es el escenario de lucha de egos entre científicos de las Islas, aquellos que presumiblemente no tuvieron éxito con su cría en cautividad y en estos momentos ocupan cargos de responsabilidad, y los que actualmente se encargan del cautiverio de los pájaros y posterior liberación, dependientes, en su mayoría, de Pascual Calabuig. 

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