El Cuyás presenta 'Soñando el Carnaval de los Animales'

Soñando el Carnaval de los Animales, la celebérrima obra de Camilla Sain-Säens, conjuntamente con la pieza Preludio a la siesta de un fauno, de Debussy, conforman el material sonoro con el que juega la compañía Etcétera para producir el bello montaje musical que este fin de semana ocupa el escenario del Teatro Cuyás con cinco funciones orientadas al público familiar.

Producido por el Petit Liceu de Barcelona (del que se pudo ver con anterioridad Hansel y Gretel), el montaje no es una obra de teatro, sino un concierto ilustrado, como advierte Enrique Lanz, director de Etcétera, que este miércoles presentó rodeado de un enorme león y un pez esta obra que “pretende acercar la música clásica a un público variado, aunque prestando especial atención a esos niños que se encuentran por primera vez ante un músico clásico”, dijo Lanz.

Las funciones tendrán lugar a las 18.00 horas el día 21; mientras que los días 22 y 23, se producirán dos, a las 12.00 y a las 18.00 horas.

La obra, que cumple tres años en cartel, une las dos piezas musicales citadas con un guión escrito por Enrique Lanz. “Se juega mucho con la sorpresa y con el mundo de los sueños”. Lanz explicó que hay animales de todos los tamaños: leones, dinosaurios, burros, gallinas y gallos, elefantes, tortugas, peces?

Este montaje producido por el Petit Liceu concluirá con sus funciones en el Cuyás. Pone fin así a su periplo por España hasta dentro de dos temporadas, coincidiendo con la nueva aventura de Etcétera, El retablo de maese Pedro, que será estrenado dentro de un año en Barcelona.

Soñando el Carnaval de los Animales es un montaje sin palabras de 50 minutos en el que la música cobra especial protagonismo. “Un niño no es capaz de mantener la atención más de 30 minutos, y por ello buscamos que salgan con ganas de que el montaje prosiga, más que tengan ganas de que concluya”, explicó Lanz. En el montaje, once músicos sobre el escenario lo llenan todo, aunque también existe un actor y cinco manipuladores que manejan los grandes animales que ilustran esta bella historia que emplea proyecciones para ambientar las atmósferas.

“Los animales aparecen de manera muy onírica, interactuando con los músicos, que se sumergen en ese sueño y participan de él. Son un poco actores”, dijo el director. “La sorpresa es continua y los niños reaccionan estupendamente y con mucho entusiasmo cuando aparece el dinosaurio que tiene once metros de largo y siete de alto”.

“No somos partidarios de espectáculo ñoños, en los que el padre que acompaña a su hijo se aburre. Si el padre no disfruta el hijo difícilmente encontrará una misión didáctica en esa visita al teatro o a un concierto. El niño debe percibir que sus padres también disfrutan”, advirtió Enrique Lanz.

Lanz aseguró que será un concierto invadido por el humor y la poesía por animales que surgen de la música y por once músicos haciendo el animal. Se interpretarán quince piezas musicales envueltas por fantasía. “Un encadenamiento de sorpresas sin más lógica que la de los sueños, sin más argumento que la propia música y un montón de animales”, determinó el guionista de la obra.

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