El escultor Luis Arencibia rememora a Néstor Álamo

Escultura a Néstor Álamo elaborada por Luis Arencibia.

Teo Mesa

Las Palmas de Gran Canaria —

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Con una magna escultura, basada en la modelación de la figura craneal del inolvidable erudito Néstor Álamo, le ofrendó el escultor grancanario –residente en Madrid– Luis Arencibia, una de sus más recientes creaciones artísticas. Fundida en bronce y patinada en color castaño, esta pieza fue inaugurada el pasado sábado día 14 del presente mes de septiembre, en uno de los lugares públicos del casco central del pueblo de Tejeda (que tiene la dicha de figurar como uno de ‘Los Pueblos más bonitos de España 2019’), en Gran Canaria. Esta rememoración fue una idea del Ayuntamiento del aludido pueblo del centro de la isla, siendo realizada la obra de esta idea desde hace algunos años, y fue sufragada por el Cabildo Insular.

Inmanente a su autor y creador es la escultura en toda su laboriosa trayectoria, como un medio de expresión artística en volúmenes tridimensionales. Luis Arencibia es un artista en continua evolución en su personal arte por su denodado trabajo vocacional, tanto en los distintos procedimientos artísticos que practica: dibujo, grabado calcográfico y esculturas de todos los tamaños, temas variados, materiales y asuntos propuestos para su desarrollo mental, además de escritor; como en la funcionalidad y técnicas de esta labor. Para este notable escultor el arte no tiene pausas en su mente investigadora en la búsqueda de innovadoras formas. Es un no parar en denodados esfuerzos mentales y físicos para conformar sus creencias vocacionales en la concepción artística –muy a pesar de algunos contratiempos y vicisitudes personales desde hace un poco de tiempo–, en obras de inspiración eurítmica en sus piezas de exclusividad conceptual, para sus muestras de arte de carácter privativo en salas de arte. Y además de recibir los varios encargos que tanto particulares como instituciones le hacen encargos de distintos proyectos por toda la península y desde su misma tierra canaria.

La imagen iconográfica de la cabeza del ínclito personaje guíense y grancanario, que amó a su tierra y puso su intelectualidad natural y su cultura formativa al servicio de su afectiva isla atlántica, tiene una concepción de tipología figurativa o realista, pero que en este realismo lo administra sin exacerbar en detalles muy reales en la anatomía facial del representado. La cabeza, y en especial su rostro, con el evidente parecido al personaje ya maduro en su longevidad, denotan el logrado oficio y el talento para el arte del escultor y artista Arencibia, porta sus características gafas por las que también formaron parte de su conocida peculiaridad anatómica. Y sobre un presunto o figurado cuello, porque está suspendido en el vacío, del que sale una figura de tipo drapeada a modo de pañuelo, que es meneado por el venteado soplar de los alisios cumbreros, a modo de sinestésicos movimientos que son mentalmente interpretados por la modelación del escultor.

Este largo pañuelo se suspende en el cuello y se enlaza con la verticalizada peana, donde también se sujeta con los lógicos y naturales pliegues de la prenda. “Cosa mentale” en decir de Leonardo da Vinci, era para su mística la ineludible concepción del arte. Y Luis Arencibia ha llevado sus procesados conceptos intelectualizados a ese plano mental, en su peculiar plectro y en la euritmia dada al significado del propio personaje retratado. El resultado ha sido conseguido mediante la técnica de modelación de las formas volátiles.

El retrato del ilustre personaje canario su sustenta sobre una larga peana que consiste en una pieza de construcción en hierro, en forma de doble te, y patinada en su color herrumbre de la misma materia. Y sobre la cara anterior y principal de la figura rectangular y muy alargada, le representa, bajo la documentada imaginación del escultor Arencibia, el significativo áurea de la creación literaria del representado, con la letra del popular himno grancanario Sombras del Nublo. Este poema va inscrito en unas grafías con los caracteres en relieves. Y debajo de este texto figura el patrocinador de este acertado proyecto que homenajea a uno de los inspirados poetas de esta Parque Rural del Nublo, perteneciente al pueblo de Tejeda.

Este es el mismo paisaje que en 1910, Miguel de Unamuno, cuando visitó Gran Canaria para fue invitado para que hiciera de jurado en los Juegos Florales de entonces, que se celebraron en el teatro Pérez Galdós. Visitó esa cumbre grancanaria, cuando subió por los caminos reales hasta el pueblo de Artenara, y lo hizo a lomos de un mulo y en varias etapas. Le acompañó el joven gomero, residente en la isla grancanaria, Manuel Macías Casanova (quien murió por electrocución, muy joven). De vuelta a su Salamanca de adopción, escribió en un texto la famosa frase: “tempestad petrificada…” refiriéndose a la cordillera que contempló en la peculiar inmensidad del paisaje de la isla desde su entorno más alto.

El conjunto escultural está situado en uno de los rincones del municipio del pueblo de la cumbre. Desde ese lugar se capta visualmente el Monumento Natural de Roque Nublo, con su muy singular “lírica piedra lunar…” como reza uno de los versos del poema que dedicó Álamo al esotérico –y cultual para los aborígenes– Nublo, que ocupa cuasi el centro geográfico de Gran Canaria, que se desplaza en tan solo cien metros del punto central de esta isla redonda.

En su constante trabajo artístico y durante toda su trayectoria, al cual no le da tregua alguna por su afanosa vocación, es Luis Arencibia uno de los pocos artistas íntegros y fiel a su personalidad y a su ética, que no tiene ningún apego al boato ni a las farsas ni en captar posibles amistades hacia los personajes de la administración que ocupan cargos eventuales, quienes gestionan los dineros del erario público y reparten los proyectos artísticos a sus conocidos o a los fariseos, o a los presuntos amigos, los proyectos que deben realizar culturalmente bajo patrocinios institucionales.

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