Javier Latorre: “Con flamencura o se nace o no se nace”
MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
“Con flamencura o se nace o no se nace. Si no la tienes la única forma de acercarte a ella es por medio de la técnica, el trabajo y el esfuerzo”. Así lo ha asegurado este jueves Javier Latorre, nada más conocer que ha sido galardonado con el Premio Nacional de Danza 2011 en la modalidad de Creación.
En declaraciones a Europa Press, el bailarín y coreógrafo se ha mostrado encantado con este Premio que supone “una reafirmación absoluta” de lo que lleva haciendo toda su vida. Bromea diciendo que se lo han debido de dar “por pesado” pues lleva 44 años bailando (lo hace desde que tenía cuatro años) y 47 obras montadas para una veintena de compañías. “Es, ante todo, muchísimo trabajo, pasión y amor absoluto por esto y me llega en un momento fantástico”, insiste.
El artista valenciano afirma que no es de los que piensa “que cualquier tiempo pasado fue mejor”. “Para mí, cada época ha tenido su encanto, su emoción, su descubrimiento hasta hoy en día, en que no dejo de descubrir cosas con las generaciones que vienen, que dan realmente miedo”, declara.
“Hace 50 años ir en un coche que hoy resultaría ridículo era una heroicidad”, dice para explicar que la evolución técnica en la danza “ha sido una barbaridad”. “Veo cosas en las generaciones jóvenes que yo ni me plantearía porque las considero fuera de mi alcance técnico”, ha precisado.
UN “TALENTAZO”
A este respecto, Javier Latorre señala que en el sentido artístico, “hay un talentazo impresionante y los recursos técnicos y escénicos han evolucionado mucho y, sobre todo, la concienciación de los jóvenes de que en el flamenco la técnica es algo imprescindible”.
“Las grandes figuras de estas nuevas generaciones no viven de un solo baile en su carrera, sino que se renuevan e investigan. La relación con el contemporáneo o el neoclásico es fundamental”, añade.
Preguntado por sus maestros, Latorre dice tener tres referentes “coreográficos y éticos”: Antonio Gades, Antonio el Bailarín y José Granero. “Gades era inteligencia pura y ética al cien por cien, fue uno de los responsables del cambio estético del flamenco. Antonio el Bailarín era la genialidad pura y dura en cada movimiento. Cada frase suya era una sentencia. Y Granero ha sido el mejor contador de historias de la danza española. Tuve la suerte de participar en 'Medea' cuando se estrenó. Todo lo que hago como coreógrafo en estos años es producto de lo que aprendí de ellos”, explica.
NECESIDAD DE CIRCUITOS
El artista considera que éste es un buen momento para el flamenco y que existe “talento para parar un tren, sobre todo en el campo femenino”, precisa. El gran “problema”, en su opinión, está en la falta de circuitos para mostrar lo que se hace. “Te quita la moral lo que cuesta montar una obra para que luego esté solo tres funciones y desaparezca”, dice.
La docencia es otra de sus grandes pasiones a la que se dedica desde 1989, cuando abrió su primera escuela. “Es una necesidad para mí traspasar lo que he aprendido y me han enseñado. Más que el espíritu de coreógrafo o bailarín tengo el de docente. Lo que más satisfacción me da es ver como tus alumnos te superan con creces”, confiesa.
Entre sus próximos proyectos, Javier Latorre viajará a Japón con 'La Celestina' a cargo del Ballet Shoji Kojima y que ya se presentó en el Festival de Jerez. A principios del año próximo montará su parte del espectáculo 'Angeles Caídos' para el Ballet Nacional de España y tras su semivuelta a los escenarios también tiene previstas algunas galas en Corea y Moscú. “No me puedo quejar”, concluye.