Juan Peláez: ''La corrupción es una pandemia''

El pinar del alcalde

¿El pinar del alcalde está basado en hechos reales o las situaciones son ficticias?El pinar del alcalde

La historia, inventada, sucede en un pueblo en los alrededores de Madrid donde existen dos partidos, el de la derecha y la izquierda española. Escrito con mucha ironía y con un lenguaje rápido para enganchar al lector, trata de un ayuntamiento que tiene que recalificar unos terrenos y hasta dónde llega la implicación entre constructores, políticos, asociaciones ecologistas, funcionarios y medios de comunicación. Narra cómo el poder se utiliza por parte de alguien que considera que está en la cima de la política, endiosado de tal manera que pierde la perspectiva.

¿La corrupción urbanística que salta a los medios es sólo la punta del iceberg?

La corrupción urbanística es mala, pero la corrupción va más allá. Quien se mete en política lo hace voluntariamente. A los políticos hay que tenerles un respeto específico, como personas que son, y no en el sentido de doblar las rodillas porque sean alcaldes o presidentes de un cabildo. Existe una especie de complejo ante los políticos enorme. Escoger ser político conlleva unas implicaciones éticas bastante importantes, no hay más que mirar los árboles genealógicos de determinadas instituciones y ver la cantidad de primos, hermanos, cuñados... que han sido colocados, sin pasar oposición alguna, por un señor que automáticamente debería dimitir. Si quitáramos los cargos a dedo, ahora mismo estaríamos quitando al 80% de los políticos que están en activo. Habría que ir contra los partidos que son quienes no se hacen responsables de la corrupción de los miembros que han sido elegidos por ellos. Al final somos todos los españoles los que estamos pagando la corrupción, por eso, la corrupción va más allá, la urbanística es sólo la punta del iceberg.

¿Cómo presenta en su libro a los políticos, periodistas, empresas y ecologistas?

Como en todos los campos hay gente muy digna que hace su trabajo lo mejor que sabe y que moralmente están de acuerdo consigo mismo. Pero también los hay que están en el otro lado, en la oscuridad. Hay gente que accede a un cargo público con el síndrome del presidente de la comunidad, es decir tienen una vida vacía por lo que sea y de repente le nombran presidente de la comunidad de propietarios, de manera que a su nombre se le asocie un cargo. En este caso no están preparados ni acostumbrados para ejercer un cargo público, cuyo trabajo es por el bien de los ciudadanos. Luego está el problema de que hemos creado una sociedad neoliberal y eso tiene una implicaciones donde prima el beneficio, los criterios de eficacia y eficiencia y lo importante es maximizar esos beneficios. Ya no se crean personas sino elementos de producción dentro de las entidades.

¿Qué papel desempeñan las amantes de cada uno de ellos?

Me resulta difícil creer cómo determinadas parejas han llegado a decir que no sabían nada cuando llevaban un tren de vida de lujo de un día para otro. También están implicadas en los casos de corrupción porque admiten que el dinero viene de algún lado y comparten esos beneficios. El poder va asociado a muchas cosas, entre ellas, a la propia fascinación que genera, pero todo depende ya de la ética personal que uno tenga.

¿Cuál es el mensaje que ha querido transmitir con su libro?

Que la corrupción es una pandemia que está absolutamente extendida a todos los niveles en España mucho más de lo que parece. Que para tener poder hay que tener cierta madurez para saber controlarlo, y también, que entre todos podemos hacer cosas para que esto cambie.

¿Habría que quitar las competencias urbanísticas a los ayuntamientos?

Creo que muchos ayuntamientos no están preparados para gestionar un tema que genera tantísimo dinero.

¿En qué medida la financiación de los ayuntamientos está detrás de los escándalos urbanísticos?

No sólo los ayuntamientos sino también los partidos políticos. Mientras no se clarifique la financiación de ambos vamos a tener muchísimos casos de corrupción. Es necesario una financiación clara. Los españoles deberíamos tener acceso a cómo los partidos financian sus campañas, a cómo entra y sale el dinero.

¿Hasta qué punto cree que la corrupción ha anidado en el sector de la construcción?

Las grandes luchas en los ayuntamientos son en general por conseguir dos concejalías, la que gestiona los presupuestos, Hacienda y Personal, y la de Urbanismo. Habría que preguntarse el porqué, y la respuesta es clara: son las que generan mayores cantidades de dinero y donde uno puede conseguir mayores beneficios extrasalariales.

¿Habría que modificar las leyes para facilitar la intervención de los ayuntamientos sin necesidad de llegar a situaciones límite como la de Marbella?

Hay muchos ayuntamientos que no tienen capacidad y les estamos poniendo una herramienta que mueve muchos millones y que es muy susceptible de corrupción. Cuando uno entra en política hace una declaración de bienes, pero ¿quién los controla cuando se van?. En España hay que modificar muchas cosas y entre ellas ciertas leyes como la de los partidos políticos, pero evidentemente no les interesa.

¿Qué lectura hace de lo que ha sucedido en Telde?

Es simétrico a lo sucedido en otros ayuntamientos de España como recientemente en Marbella y

¿Cómo se tendría que actuar con los cargos públicos con poder ejecutivo que están imputados y que aún así siguen en sus puestos?

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