Melodías únicas

“El valor del disco está en que he retratado mis composiciones: es mi material, mi historia. He estado años inmerso en este trabajo para intentar que sea único. No es una jam session ni son standards, es un trabajo elaborado con nuestro sello personal. Esta música es única y estoy muy orgulloso de ello”. Así, con claridad manifiesta, define Ricardo Curto su álbum de debut: Cada día como el último (Marble Records, 2009), que saldrá a la venta en marzo, y que elaboró ?mano a mano? junto a Javier Presa (contrabajo) y Eduardo Fernández-Villamil (batería).

Repertorio de exquisito jazz, el disco presenta ocho temas, de los que seis son obra de Ricardo Curto y dos son versiones de dos clásicos: Footprints (Wayne Shorter) y Caravan (Duke Ellington y Juan Tizol), que llevan un sello tan personal del músico que las melodías originales se esconden entre los arreglos. Abre y cierra el trabajo una suite dedicada a Esbjörn Svensson (pianista sueco fallecido en 2008), un homenaje extenso y fraccionado en dos que envuelve un trabajo redondo.

Sufragado por Canarias Cultura en Red y producido por Marble Records (en cuyos estudios, entre el 19 y el 20 de noviembre de 2009 se grabó el trabajo), el disco saldrá a la venta en marzo (se podrá adquirir en el espacio de música de El Corte Inglés ubicado en Mesa y López, así como a través de Internet en las plataformas iTunes y Amazon).

Defensor de la formación de trío (piano, contrabajo y batería), idea para la que cita uno de los conceptos que popularizó Bill Evans -“un trío no es una base rítmica acompañando a un piano”, afirma-, “son tres instrumentos comunicándose y creando música como si fueran uno sólo”, Curto recalca el valor de la improvisación en el género en el que se mueve. “Si llamamos jazz a la música improvisada, esto es jazz”, explica el joven pianista, que se inició ante un teclado a los cinco años y que, a lo largo de su carrera, ha tenido como maestros a Lola Guerra, Luis Vecchio, Ricardo Montelongo, Polo Ortí o Iñaki Sandoval.

8 de junio, en el CICCA

Iniciado en la música clásica, un disco de Brad Mehldau generó un flechazo con el jazz, género al que se ha entregado y en el que centra sus planes de futuro pese a haber finalizado la carrera de Ingeniería en Telecomunicaciones. Con varios conciertos importantes programados para este año (su disco se presentará en el teatro CICCA el próximo día 8 de junio y en el verano se le podrá ver actuando en varios festivales y clubs de jazz europeos), su reto más inmediato es poder transmitir su música al público canario, del que elogia su gusto musical y todo el apoyo que le ha sabido dar hasta la fecha.

Pero no se detiene ahí el proyecto de Curto, que en septiembre cruzará el Atlántico para instalarse en Boston e iniciar la carrera en la prestigiosa Escuela Musical de Berklee, centro en el que perfilaron su talento artistas como Quincy Jones, Gary Burton, Keith Jarret, Diana Krall, Chuk Loeb, Joe Zawinul o Pat Metheny y por el cuál ha sido becado para estudiar interpretación pianística moderna. Antes recalará en Barcelona, donde preparará su aventura estadounidense junto a su maestro Iñaki Sandoval, que además participa como productor en su álbum de debut.

Más información en:

www.ricardocurto.com

www.myspace.com/ricardocurto

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