''No había visto esos signos en ninguna autopsia''

Juicio del caso Talio

Efe

Las Palmas de Gran Canaria —

Los dos médicos forenses que practicaron la autopsia a la enfermera Laura A.G., que supuestamente murió envenenada por su marido, también enfermero, han insistido este miércoles ante el Jurado de la Audiencia de Las Palmas en que el talio hallado en la víctima no es producto de una contaminación.

Durante las dos horas que ha durado el interrogatorio por parte del abogado defensor de Iván R.A. a los forenses Eva Bajo y Javier Tapia, éstos han incidido de nuevo en que el talio sólo dio positivo en el cuerpo de Laura A.G., y no en el de su hijo ni el del acusado, por lo que descartaron que su existencia se debiera a una contaminación.

Así mismo, Tapia ha indicado que el hallazgo del talio en el cuerpo de Laura A.G. fue a raíz de los análisis que se solicitaron desde el Hospital Insular, donde la paciente murió el 11 de julio de 2010 tras sufrir repetidos ingresos hospitalarios desde el 15 de mayo de ese año.

Ha señalado que se solicitó una analítica para buscar en el organismo de Laura A.G. metales pesados como el arsénico, ante los vómitos y dolores abdominales que sufría.

Los dos médicos además han explicado de nuevo que las líneas de Mees que se apreciaron en las uñas de las manos de la víctima evidenciaron, tras su análisis, la existencia de talio.

Bajo ha subrayado que en su vida profesional era la primera vez que veía estas líneas, que constituyen otra de las pruebas que demuestran que la enfermera sufrió una intoxicación por talio, que fue una de las “múltiples sustancias” que se le suministraron y que acabaron con su vida, según los forenses.

Pese a que estas líneas pueden obedecer no sólo a la intoxicación por arsénico, talio o floruro, así como a la acción de la quimioterapia, procesos patológicos, insuficiencia renal o cardiaca y anemia, Bajo ha señalado que en las “miles de autopsias” que ha practicado ha visto muchas insuficiencias renales, pero nunca había apreciado esos signos.

La forense ha precisado que en esos casos se presentan estas líneas de Mees de manera excepcional, mientras que por metales pesados son frecuentes.

Los médicos también han reiterado que la punción que presentaba la víctima en el costado izquierdo, y que no se la hizo el personal del hospital que la atendió, es indudable que se produjo con una aguja, a tenor del resultado de las pruebas del tejido analizado.

Así mismo, han insistido en la “perversión” con la que se le suministró medicamentos a Laura A.G., pues en las analíticas que se le efectuaron el 5 de julio de 2010 se apreció en los jugos gástricos la existencia de morfina y tiopental, un barbitúrico “muy letal” que si se combina con otros sedantes puede producir la muerte.

La sesión continuará este jueves con la declaración de los peritos propuestos por la defensa, según ha indicado el magistrado que preside el tribunal, Carlos Vielba, quien ha advertido que será más estricto ante los continuos reproches que se han cruzado el abogado José Álvarez y los forenses, y con el modo de formular las preguntas del letrado, de quien lamentó que en las dos horas que duró la sesión sólo formulara cinco preguntas sobre el informe de autopsia.

El acusado Iván R.A se enfrenta a una pena de 25 años de prisión por un supuesto delito de asesinato, ya que tanto la fiscal de Violencia de Género Beatriz Sánchez, como la acusación particular ejercida por la familia de la fallecida y la popular del Instituto Canario de Igualdad, sostienen que fue él quien envenenó a su mujer.

La defensa pide su libre absolución, pues defiende que Laura A.G. murió a causa de una enfermedad rara, glucogénesis, que no se le pudo determinar.

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