Polisario-Marruecos: diálogo de sordos bajo el ruido de sables
“No hay nada que llame al optimismo”. Brahim Salem Ould Bousseif, ex director del Protocolo Nacional de la República Saharaui y actualmente embajador de este país en Tanzania, lo tiene claro. Las últimas conversaciones entre el Frente Polisario y el Reino de Marruecos se han convertido en un “diálogo de sordos” en el que los primeros quieren dar a los segundos “la última oportunidad para la paz” antes de que la “lucha legítima del pueblo saharaui se reanude”.
El ruido de sables ha contaminado las reuniones desde que el Frente Polisario advirtiera de la posibilidad de reanudar la lucha armada ante el enquistamiento, casi crónico ya, del conflicto. Los expertos, no obstante, son escépticos ante la posibilidad de que esta advertencia se materialice.
Sin embargo Bousseif, en declaraciones a ACN Press, hace ver que esa posibilidad sigue latente. Preguntado por el por qué continúan con el diálogo a pesar de que no albergan ninguna razón para el optimismo, responde: “Para darle hasta la última oportunidad para la paz, hasta el último momento se agarrará ese hilo de posible entendimiento con Marruecos”. Pero, avisa: “Si no la lucha legítima del pueblo saharaui tendrá que reanudarse”.
Los expertos consultados por esta agencia son escépticos ante esta perspectiva aunque no descartan, por improbable que pueda ser, alguna acción aislada. En este sentido es significativa la apreciación de Luis de Vega, corresponsal del diario ABC en Rabat, que la pasada semana participó en un ciclo organizado por la Caja de Canarias sobre África.
“Hay mucha gente esperando a que haya un primer tiro del Frente Polisario, que son los que han advertido de ello”, opinó, a la vez que recuerda que también se ha hablado de la posibilidad de algún ataque contra estructuras oficiales, como pasó con las cintas de fosfato.
“Marruecos está jugando la carta del terrorismo en la zona del Sahara, no sólo la parte occidental, hay mucha gente deseando que caigan en esa trampa aunque no se ha podido vincular nunca que un saharaui con actividades terroristas, ? comentó- es una estrategia que le está saliendo muy bien a Rabat por la inseguridad de la zona, pero yo creo que sería la mayor equivocación que podría cometer el Polisario porque las pocas posibilidades que se tienen de que el conflicto avance se acabarían”.
Concesiones
Bousseif argumenta que las conversaciones no avanzan en que “Marruecos sigue empecinado en rechazar una solución que la comunidad internacional ya había dado al problema, esa solución es la única posible, democrática donde el pueblo saharaui pueda decidir libremente su derecho a la autodeterminación”.
Para el diplomático saharaui, el Frente Polisario “al aceptar el referéndum ya hacen una concesión”. En este sentido recuerda que los representantes de la República Saharaui han aceptado un referéndum con tres alternativas: la integración con Marruecos, la aceptación de una autonomía bajo soberanía marroquí o la autodeterminación.
“Si mañana el pueblo saharaui decide ser marroquí, lo aceptarán y eso es mucha concesión”, opina. “Hay que ir a las negociaciones sin condiciones, y la Autonomía es una condición y además ilegal”. Bousseif considera, no sin algo de sorna que los saharauis, como marroquíes no serían “más merecedores de una autonomía que el resto de Marruecos”.
Así, vuelve a insistir en que “una solución que no sea democrática sería simplemente alargar el calvario, exponer a la región a más conflictos y sufrimientos y a más guerras”, haciendo patente una vez más que la posibilidad de la lucha armada sigue ahí.
Conversaciones
La nueva ronda de conversaciones entre Marruecos y el Frente Polisario se reanudaron el pasado verano, llegando a producirse cuatro encuentros sin que trascendiera ningún acuerdo más allá de proyectos de reagrupación familiar.
Las dos delegaciones realizaron el pasado mes de marzo el cuarto encuentro de las conversaciones medidas por Naciones Unidas con una cena de los participantes con el enviado especial de la ONU para el Sahara Occidental, Peter van Walsum.
Al igual que en las tres ocasiones anteriores, el escenario del diálogo es el complejo Greentree de la localidad de Manhasset, a las afueras de Nueva York, que Naciones Unidas suele emplear para este tipo de negociaciones.