Serbia elige el camino hacia Europa

Serbia ha decidido permanecer en la senda hacia la Unión Europea (UE) al elegir de forma ajustada a Boris Tadic como nuevo presidente frente al euroescéptico y pro ruso Tomislav Nikolic.

Tadic, de 50 años, es el líder del Partido Democrático (DS) y presidente del país desde 2004, y ganó el domingo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales a Nikolic, del opositor y ultranacionalista Partido Radical Serbio (SRS).

Según datos provisionales de la Comisión Electoral, Tadic obtuvo el 50,57% de los votos, frente a Nikolic, vencedor en la la primera vuelta hace dos semanas, que consiguió ahora el 47,71%, según el escrutinio del 98,8% de los sufragios.

Estos comicios estuvieron marcados por una alta participación, que superó el 67%, lo que supone más de 4,5 millones de los 6,7 millones de electores serbios.

Se trata de la afluencia a las urnas más alta desde las elecciones del año 2000, cuando fue derrocado el régimen del líder autoritario Slobodan Milosevic, tras una década de Gobierno entre guerras y el aislamiento internacional.

Las presidenciales del domingo se han considerado cruciales para la futura orientación geopolítica de Serbia y para aclarar si seguirá por el curso hacia la UE, y habían impuesto un ambiente de referéndum.

No obstante, lo ajustado de su resultado muestra que entre la población ha languidecido el entusiasmo por la UE, sobre todo por la postura favorable de muchos países europeos a una posible independencia de la provincia de Kosovo, a la que Serbia se opone con vehemencia y en lo que cuenta con el respaldo de Rusia.

Estos comicios enfrentaron directamente a los dos candidatos, ya que ambos compitieron sin el respaldo de sus “aliados naturales”: Nikolic sin el del partido socialista, fundado por Milosevic, su antiguo aliado en el poder, y Tadic sin el del primer ministro, Vojislav Kostunica, con quien comparte la coalición en el Gobierno.

Kostunica, que definió la integración europea como uno de los puntos principales de su Gobierno, ha empezado a mostrar en los últimos meses serias reservas hacia la UE por la cuestión de Kosovo.

Este político había condicionado el apoyo a Tadic a que éste renuncie a la firma de un acuerdo de asociación con Bruselas.

Los analistas serbios ven de forma diferente ahora el futuro del Gobierno serbio, compartido por las formaciones de Kostunica y Tadic y sus respectivos aliados.

Mientras que unos vaticinan unas elecciones parlamentarias anticipadas, otros aseguran que Tadic optará por mantener la actual situación, tanto por ser consciente de que no tiene el apoyo suficiente para gobernar solo como en aras de la estabilidad del país ante el difícil reto de la posible independencia de Kosovo.

“El miedo y el interés conservarán el Gobierno”, asegura el analista político Dragoljub Zarkovic.

A su vez, Goran Svilanovic, ex ministro de Exteriores yugoslavo ahora funcionario del Pacto de Estabilidad para el sureste europeo, propone a Kostunica que dimita, porque “había asegurado que no era la hora para las elecciones, pero los ciudadanos acudieron en masa. Su evaluación, además, fue que Serbia no tenía que firmar acuerdos con la UE, y los ciudadanos mostraron que querían lo contrario”.

Kostunica también podría intentar “chantajear” a Tadic con un nuevo “flirteo” con Nikolic y su SRS -el principal partido opositor y con el mayor número de escaños en el Parlamento-, similar al de mayo pasado cuando había llevado al “ultra” como presidente del Parlamento, pero tuvo que retirarse ante la inminente caída del Gobierno que acababa de componerse entonces.

Estas presidenciales se celebraron en un momento difícil para Serbia, cuando los albanokosovares, la gran mayoría de la población en Kosovo, ultiman los preparativos para proclamar la independencia de la provincia, en coordinación con EEUU y la UE, quienes, al parecer, están dispuestos a reconocer esa independencia unilateral, sin el visto bueno del Consejo de Seguridad de la ONU.

Tadic, tras conocer anoche su victoria, prefirió no crear un clima de euforia sino mostrarse precavido ante la posible división de Serbia en dos en vista de lo ajustado del resultados, y pidió unidad “para ir hacia una vida mejor”.

Su rival Nikolic, con su crítica al Gobierno por el persistente bajo nivel de vida, ha atraído más votos que los de muchos perdedores de la transición económica y política en Serbia.

Entre ellos están los desilusionados por los altos precios, el elevado desempleo y el miedo al paro, y por las grandes diferencias entre los enriquecidos y la mayoría que, con sueldos míseros, apenas logran cubrir los gastos más elementales.

El práctico empate del resultado ha mostrado que la cuestión de esos “perdedores de la transición” siga abierta y es un problema serio, que de no quedar solucionado, podría llevar a un nuevo e imparable aumento de la popularidad de Nikolic y su partido.

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