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La UE pacta por fin un nuevo tratado para reformar la fallida Constitución

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea tuvieron que vencer hasta el último momento la cerrada resistencia de Polonia para lograr un acuerdo hacia las 4.30 de la madrugada (2.30 GMT), tras dos días de largas y duras negociaciones, en otra de las noches épicas de Bruselas.

La cumbre acordó finalmente por unanimidad un mandato para convocar una Conferencia Intergubernamental (CIG) que redactará en un texto los términos fijados, con el objetivo de que el nuevo tratado esté concluido para finales de año y ratificado para las elecciones al Parlamento Europeo de primavera de 2009.

El acuerdo mantiene prácticamente todos los elementos de la reforma institucional incluidos en la Constitución, sobre todo el reforzamiento de la política exterior y de seguridad común, así como el paso al voto por mayoría cualificada (en lugar de por unanimidad) de 51 nuevos capítulos.

También habrá más facilidades para lanzar cooperaciones entre grupos de países de la UE cuando algunos de los Estados miembros no quieran participar en ciertas políticas comunes.

“Los procesos son diferentes, pero gran parte de la sustancia (constitucional) se ha mantenido”, afirmó la canciller alemana y presidenta del Consejo Europeo, Angela Merkel.

El presidente francés, Nicolás Sarkozy, destacó: “queríamos salir del bloqueo y hemos salido del bloqueo”.

Para llegar al acuerdo, los líderes de los 27 tuvieron que vencer la dura resistencia de Polonia, que buscaba una revisión del sistema de voto por mayoría cualificada, y que hasta el final arañó concesiones.

Polonia se quedó sola en su intento de reabrir el mecanismo de voto por “doble mayoría” -55% de Estados, 65% de población-.

Durante la tarde del jueves, el presidente polaco, Lech Kaczynski, rechazó una oferta inicial para retrasar a 2014 la entrada en vigor de ese sistema.

Tras esa negativa, Merkel lanzó un órdago al convocar a los líderes para la cena, en la que dijo que estaba dispuesta a lanzar la CIG sin unanimidad.

A partir de ahí, los líderes de España, Francia, Reino Unido y Luxemburgo mantuvieron una serie de reuniones con el presidente polaco hasta encontrar una fórmula de consenso, que consistió en retrasar la entrada en vigor del mecanismo durante cinco años, hasta 2014.

Pero además, durante un periodo transitorio de tres años, hasta 2017, se podrá volver excepcionalmente al actual sistema de voto, cuando lo solicite un grupo de países que con este mecanismo puede bloquear una decisión determinada -y no con la 'doble mayoría“.

En la práctica, Polonia, al igual que España, consigue así mantener su actual capacidad de bloqueo hasta el 2017.

En la última sesión, Polonia estiró al máximo sus peticiones y consiguió, además de mantener hasta 2017 su cuota de poder en las votaciones por mayoría cualificada, que a partir de ese año se aplique el llamado “compromiso de Ioannina”, según indicaron fuentes diplomáticas.

Ese compromiso, que se remonta a 1994, establece que puede suspenderse una decisión si, por debajo del umbral de votos requerido y dentro de cierta horquilla, un grupo de países se opone a una medida para la que ya hay una mayoría cualificada a favor en el Consejo.

“Es un buen compromiso... para todos los Estados miembros y para Polonia”, afirmó Merkel.

Para Kaczynski, la cumbre ha sido “un éxito” porque se tuvo en cuenta la aspiración polaca, incluso si no se cumplió su petición inicial de negociar un nuevo mecanismo.

Anteriormente, se había conseguido solucionar las reticencias británicas al reforzamiento de la política exterior común.

Al final, la UE no tendrá un ministro de Asuntos Exteriores, sino un Alto Representante, pero Merkel recalcó que el contenido del puesto “será exactamente el mismo”. “No hay cambios en la sustancia, solo en el nombre” del cargo, dijo.

“Ha sido una negociación difícil”, reconoció el primer ministro británico, Tony Blair, quien llegó a la cumbre con una serie de exigencias.

El primer ministro de Portugal, José Sócrates, propuso convocar el 23 y el 24 de julio la Conferencia Intergubernamental (CIG) que debe fijar el texto del nuevo tratado, cuya aprobación será la “prioridad absoluta” de la Presidencia portuguesa que comienza en julio.

Tras el rechazo a la Constitución en Francia y Holanda, Blair confió en que “no habrá nada que vaya a hacer descarrilar el proceso”.

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