Los últimos atentados arrojan dudas sobre el plan de seguridad en Bagdad
El atentado que causó este domingo al menos 40 muertos en una universidad de Bagdad pone de nuevo en entredicho el plan de seguridad en la capital iraquí, que, tras un breve período de calma, experimenta un recrudecimiento de la violencia.
El ataque de un suicida que llevaba un cinturón lleno de explosivos contra el campus de la Universidad de Mustansariya es el más sangriento en una jornada que, al igual que la de este este sábado, devuelve la intranquilidad a las calles de Bagdad.
En el undécimo día tras la entrada en vigor del plan de seguridad del Gobierno iraquí de Nuri Al Maliki, la relativa calma que caracterizó las primeras jornadas ha dado paso a nuevas masacres que ponen en tela de juicio el éxito de la estrategia.
El atentado de este domingo contra la Facultad de Economía y Administración y Dirección de Empresas de Mustansariya, que también dejó 35 heridos, se cobró sus víctimas principalmente entre los estudiantes y los empleados del centro educativo.
Esta institución, que ya hace un mes sufrió otro atentado con 70 muertos, se encuentra en un distrito predominantemente chií de la ciudad, pero sus alumnos no pertenecen exclusivamente a este grupo.
A la matanza de este domingo hay que añadir el camión bomba que ayer mató a 45 personas, según el último recuento, cerca de una mezquita suní en la ciudad de Habaniya, al oeste de Bagdad.
Según apuntan los analistas, el acto de violencia en Habaniya puede estar vinculado con un nuevo frente de lucha, en este caso entre suníes que apoyan la insurgencia y suníes que adoptan una posición más moderada.
El imán de la mezquita había criticado a la organización Al Qaeda en un discurso pronunciado durante la oración comunitaria del viernes.
Estas dos últimas masacres de civiles ensombrecen el panorama que ha pintado Maliki en sus últimas apariciones públicas y en su reciente conversación telefónica con el presidente de EEUU, George W. Bush.
El primer ministro iraquí explicó ayer en un comunicado oficial que desde el comienzo del nuevo plan las fuerzas de seguridad han matado a 400 supuestos insurgentes y detenido a otros 426.
En un tono triunfalista, subrayó que con la destrucción de esas “organizaciones terroristas”, “ya estén formadas por iraquíes o por extranjeros”, se impide la intervención extranjera en los asuntos iraquíes.
El plan de seguridad, bautizado con el nombre Aplicamos la ley, en el que participan 85.000 agentes de seguridad iraquíes y estadounidenses, tiene como objetivo la restauración de la seguridad en la capital iraquí.
Maliki aclaró que la estrategia no se limita a Bagdad y que en cuanto finalice dentro de los límites en los que actualmente se desarrolla se extenderá para perseguir a los terroristas en todas las provincias.
Pese a la intensificación de los controles y la vigilancia en las calles de la capital, los atentados no cesan y, aunque en un menor grado de destrucción, se suceden otros ataques a diario.
En otro suceso ocurrido este domingo, dos personas murieron y cuatro resultaron heridas tras explotar un coche bomba junto a la Embajada iraní en el centro de Bagdad, según informaron fuentes policiales iraquíes.
Sin embargo, el Gobierno iraní se apresuró a matizar la noticia, y aseguró que la explosión no tuvo nada que ver con la legación diplomática.
“La explosión no ocurrió cerca de la embajada y ninguno de los empleados resultó herido y el edificio de la embajada no fue dañado”, dijo Teherán a través de un comunicado recogido por la agencia oficial de noticias IRNA.