Zelaya advierte de que nadie le sacará de Honduras
El presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, advirtió este lunes a sus enemigos, desde la Embajada de Brasil en Tegucigalpa, que nadie le sacará del país y que no descansará “ni un minuto” hasta acabar con el Gobierno de facto representado por Roberto Micheletti.
“A partir de ahora nadie nos vuelve a sacar de aquí, por eso nuestra posición es patria, restitución o muerte”, enfatizó Zelaya ante miles de seguidores que permanecían apostados frente a la Embajada donde se refugió el depuesto mandatario a su llegada a territorio hondureño.
Zelaya anunció su intención de permanecer en el edificio diplomático por su compromiso vigente “con el pueblo hondureño”. “Quiero decirles que estoy comprometido con el pueblo hondureño y que no voy a descansar ni un día, ni un minuto, hasta bajar a la dictadura del poder que no le corresponde”, recalcó mientras sus seguidores, algunos subidos en los muros de la Embajada de Brasil y de otros edificios y casas vecinos, coreaban consignas a su favor. “Somos un pueblo unido y un pueblo vencedor”, expresó.
Respecto al golpe militar del 28 de junio y que le obligó a abandonar el país, Zelaya reconoció que le pilló por sorpresa. “(Los militares) me agarraron descuidado, dormido, pero no se preocupen no me marcharé”, dijo en declaraciones recogidas por los medios locales y la emisora Unión Radio.
Zelaya fue sorprendido en su casa donde fue obligado a tomar un avión que le trasladó a Costa Rica. Desde entonces han sido tres las veces que el depuesto mandatario ha intentado ingresar en Honduras aunque hasta el momento sin éxito debido a la postura del Gobierno interino que rechaza su vuelta. “Ahora vamos a dormir juntos, nadie nos vuelve a sacar de aquí”, recalcó Zelaya, quien asumió el poder el 27 de enero de 2006 para un mandato de cuatro años.
“Aquí estoy vivito y coleando”
El presidente derrocado declaró ante la multitud que el mundo apoya a Honduras y éste apoya al mundo con la democracia. “No vamos a rendirnos”, aseguró, y luego se burló de las autoridades del Gobierno 'de facto', de las que dijo que creyeron que lo iban a detener en la frontera. “Aquí estoy, vivito y coleando”, dijo.
El derrocado presidente se definió como “un olanchano humilde, pero trabajador”, que demostró a su pueblo valor “en las fronteras, en los retenes” que atravesó hasta llegar a la Embajada brasileña en Tegucigalpa. “No se dieron cuenta (...) que tenemos más estrategias, más capacidad de organización que cualquiera de los que pretenden mantener el poder a través de la fuerza”, asestó Zelaya.
Asimismo anunció que la resistencia contra el Gobierno 'de facto' se comenzará a organizar “en equipos de trabajo” previsiblemente respaldado por la comunidad internacional que aboga por la vuelta del orden constitucional en el país centroamericano.
No obstante insistió en que quiere que las cosas se hagan “sin violencia” para demostrar “que pacíficamente los hondureños somos capaces de recuperar lo que hemos perdido o lo que nos quieren robar”.
Durante el discurso ante sus seguidores en la sede diplomática brasileña, Zelaya estuvo acompañado por su mujer Xiomara Castro; su madre, Hortensia Rosales, y su hija, Hortensia, entre otros familiares y amigos.