Después de unos días de inactividad, retomo la destiladera y me planteo reflexionar en voz alta sobre el mirador del Cristo. He leído comentarios a favor y comentarios en contra; mensajes optimistas y descréditos pesimistas. Vamos, que es una obra que ha generado controversia. He leído incluso que se parece a un tanatorio, como si un tanatorio tuviera una forma preconcebida (sic). La cuestión, supongo, es que nos gusta quejarnos. A mí, personalmente, no me disgusta el proyecto como concepto, más allá de que hay cosas que no termino de comprender como la distribución espacial interior o que no se dote de cafetería sino de una especie de sala donde –imagino- acabarán poniendo una máquina expendedora de café de esas que, conociendo nuestra idiosincrasia, tardará en ser repuesta cuando se acaben sus productos y te quedes sin echarte nada. Pero me preocupa más que nadie advierta que el Cristo, la escultura, antes de intervenir en la obra, necesita una restauración urgente. Hay que actuar en el patrimonio, ya que es una de las pocas esculturas públicas que tenemos y una de las más singulares. Junto a ello, ¿qué pasa con la vía de acceso? En la obra no está comprendida esta actuación. ¿Tendrá que ser una acción a posteriori? ¿Arreglarán la carretera al mismo tiempo? Porque si acometen un mirador y luego hay que dejarse gomas y amortiguadores para acceder, mal vamos.