Divide y vencerás: la estrategia que sigue debilitando a La Palma

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En otro orden de cosas, de las cosas que no son importantes. ¿Alguien más se ha dado cuenta de la polarización que han conseguido con respecto a quién debe interpretar la música del minué? Además de dividir a la población y crispar el ambiente, también han logrado amedrentar a través de amenazas e insultos y desprestigiar a todo aquel que opinase diferente.

Desde un punto de vista comunicativo, resulta digno de estudio cómo, una vez más, ‘La Propaganda’ ha ejecutado sus estrategias para que hoy Santa Cruz de La Palma esté dividida: familias, amigos, compañeros de trabajo y hasta el personal de la Escuela Insular de Música se han visto arrastrados a esta confrontación. Pero la pregunta clave es: ¿cómo hemos permitido que proliferen los insultos y amenazas, con mentiras incluidas, sin alzar la voz para frenarlo?

Nos encontramos en medio de un cambio mundial en la forma de relacionarnos, expuestos a una comunicación que, en lugar de informar, desinforma. Un lenguaje claro, simple y directo que, lejos de fomentar el debate, impone un pensamiento dicotómico: o estás conmigo o estás en mi contra. Ahora, este fenómeno ha tocado nuestra realidad más cercana con un ejemplo palpable de polarización, que no solo afecta a una población, sino, si me apuran, a toda la isla.

La simplificación extrema en cualquier debate puede ser útil en ciertos contextos, pero debe hacerse con cuidado para no caer en reduccionismos que distorsionen la realidad. Es peligroso cuando se usa para caricaturizar, tergiversar o enfrentar a las personas. El truco está en simplificar lo suficiente para hacer comprensible la situación, pero sin eliminar los matices esenciales que permitan un análisis justo. En este caso, la división generada ha causado más problemas de los que ha resuelto.

Hoy han sido los músicos y profesionales de la música los que se han visto perjudicados. Tanto los defensores de la importancia de la calidad en la ejecución de la música de Luis Cobiella como los encargados de ejecutarla. La responsabilidad que recae sobre la futura Orquesta Palmera es inmensa. A cinco meses de la actuación, aún no está configurada, pero deberán hacerlo bien sí o sí, estén coordinados o no. Todas las miradas estarán puestas en ellos: la del pueblo, más flexible, y la de su profesión, donde la calidad de su interpretación quedará reflejada en sus currículos.

Independientemente del desenlace sobre quién interpretará el minué, las formas se han perdido por completo, y en cualquier otro lugar, quienes las han perdido también habrían perdido la razón. Pero aquí, parece que no ocurre así.

Lo que realmente me molesta es que nos han usado para enarbolar la bandera del talento palmero. ¿De qué nos sirve ensalzarlo si solo se utiliza para beneficio de unos pocos? Estoy harta de ver cómo se contrata a empresas de fuera para proyectos que podrían realizarse desde aquí. Y lo han hecho todos los partidos políticos, escudándose en menores presupuestos en lugar de apostar por la meritocracia. Así nos encontramos con alumnos de la Escuela Insular de Música desamparados cuando quieren ampliar sus estudios fuera, artistas sin recursos para proyectarse al mundo o artesanos asfixiados por las deudas. ¿Y qué decir de algo tan nuestro como la cabra palmera? Nada, porque las cabras no votan. Ni los artistas, ni los artesanos, ni los músicos.

Fruto de esta crispación, ya no existe la opción de diálogo y directamente se aboga por dividir y pelear en cualquier otra acción que se tome. Un ejemplo de ello es el concierto del Love Festival, donde la forma de comunicar que el municipio de Tazacorte es el que debe realizarlo, enfrentándose a los ciudadanos de Santa Cruz, es vil y rastrera. Hemos perdido el norte, porque todos somos ciudadanos de la misma isla y no somos el enemigo.

Pero, ¿qué ocurrirá si seguimos enfrentándonos entre nosotros? ¿Quién gana en esta batalla? La estrategia de “divide y vencerás” sigue muy activa hoy en día, y cuanto más nos polaricen, más fácil será manipularnos.

Y, por favor, dejemos de mentar el nombre de Don Luis Cobiella en vano. En toda esta historia, no han dejado de hablar del creador del minué como si supieran exactamente qué opinaría, cuando ya ha fallecido. Este año se conmemora su centenario de nacimiento, y no debemos olvidar que fue la figura más importante en la cultura palmera del siglo XX y principios del XXI. Su legado merece respeto y reconocimiento, no ser usado como argumento en una disputa.

Es momento de llamar a la calma y a la cordura. No podemos seguir permitiendo que la manipulación nos dicte cómo pensar y actuar. Necesitamos recuperar el diálogo, aprender a detectar cuándo nos están utilizando y dejar de alimentar una polarización que solo beneficia a quienes nos quieren divididos. Apostemos por el entendimiento y la búsqueda de soluciones, en lugar de seguir fomentando el enfrentamiento.

 

*Mercedes Vassou es madre de una alumna de la EIM y experta en Comunicación y Formación para Mujeres en el Ámbito Rural

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