«Porque uno, si se acostumbra a eso, no puede estar con las manos quietas»: Antonia Rafaela Lorenzo Brito, Mujer Destacada del Municipio de Santa Cruz de La Palma 2024

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Antonia Rafaela Lorenzo Brito (Santa Cruz de La Palma, 17 de diciembre de 1940), más conocida como Nidalis, nació en el seno de una familia de bordadoras. Desde muy pequeña comenzó a dar sus primeras puntadas y compaginó el colegio y las tareas de pastoreo con el borde. Iniciada con trabajos sencillos como las presillas, una vez perfeccionadas sus habilidades, pasó a ejecutar sus propios encargos con cojines de la Casa de Bordados, la Paragon Art Line Company, también conocida popularmente en La Palma como la Casa Americana

Doña Antonia Lorenzo fue criada por sus abuelos. De ahí que fuera considerada la hija más pequeña de su abuelo Vitorino, de sobra conocido en Santa Cruz de La Palma, a quien acompañaba a todos lados con su burra. Al acabar los estudios primarios, Nidalis apartó el borde y empezó a trabajar en la empaquetadora de plátanos de don Aurelio Feliciano Pérez, donde permaneció durante once años «de sol a luna» para contribuir a la economía familiar. Con el tiempo se casó y tuvo cuatro hijos. Entre crianzas, cualquier rato libre lo empleaba en bordar. 

Nidalis Lorenzo Brito se tituló como artesana profesional en 1997. Desde entonces participa en ferias y en exposiciones celebradas en la isla y continúa formándose para mejorar cada día. Actualmente mantiene el arte del bordado y ha convertido lo que en su momento fue una necesidad económica en una afición que —puede decirse— tiene casi dominada. 

La presente entrevista fue realizada en las dependencias de la Concejalía de Bienestar Social e Igualdad de Oportunidades del Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, el pasado viernes, día 8 de marzo de 2024. La transcripción de la grabación corre de la mano de la arqueóloga Daniela Espinosa Hernández, adscrita a la Concejalía de Patrimonio Cultural. 

Leticia Martín Ramos. Buenos días, Antonia. Me gustaría que empezaras hablando de tus inicios en el mundo de la artesanía. ¿Fue una herencia familiar, un entretenimiento…? 

Antonia Rafaela Lorenzo Brito. Yo empecé en mi casa porque mi tía era profesora de corte. En mi casa se cosía y se bordaba. Como en aquel tiempo, las mujeres en la casa eran las que bordaban. Yo, por ejemplo, iba al colegio y, cuando venía, cogía la almohadilla. Después, por la tarde, estaban los animales. Si iba a cuidar a las cabras, llevaba la almohadilla y, mientras las cuidaba, pues bordaba. Y, por la noche, como no había luz eléctrica sino el quinqué, todas alrededor de la mesa y, como no se podía bordar porque no se veía, hacíamos crochet o dos agujas. Nos hacíamos la ropa de crochet o de dos agujas. Y no se perdía el tiempo porque no había ni televisión; la radio, si había, y, si no, nada. 

LMR. ¿Entonces comenzó bordando y con crochet? 

ARLB. Cuando llegaron los cojines (la Casa los Cojines) aquí, dio mucho trabajo a las personas. Eso era bordar cojines todo lo que uno pudiera, porque salía mejor que bordar presillas. Ganaba uno más bordando cojines que bordando presillas. Entonces, a los cojines. Todo ratito se aprovechaba. 

LMR. ¿Compaginaba esta actividad con otras? Lo pregunto por haber dicho que cuidaba a los animales. ¿Tenía hermanos? ¿Tenían otros trabajos? 

ARLB. Yo me crie con mis abuelos aquí, en Santa Cruz de La Palma, en El Roque. Yo tenía nueve hermanos. Yo siempre, con mi abuelo, iba para todos sitios: iba para el monte, para todos sitios, porque, como teníamos animales, había que ir al monte a buscarles comida. 

LMR. ¿Porque su familia vivía de eso, de la ganadería, de la crianza de animales? 

ARLB. Sí, de los animales. Mi abuelo tenía una burra. Él es conocido como Vitorino. Conocido por todo el mundo. Murió joven, pero cuando él estaba ahí, él tenía una burra. Íbamos a todos sitios con la burra. Él estaba en la banda de música y toda su vida estuvo ahí hasta que murió. 

LMR. Y usted se crio con él: donde él iba, iba usted. 

ARLB. Yo era la niña más pequeña de él. Él tenía seis hijos y después yo. Mi madre me tuvo joven; entonces yo era la hija más pequeña de él. 

LMR. ¿Usted es la mayor de sus hermanos? 

ARLB. No, tengo una hermana mayor, Neólida, que es cuatro años mayor que yo; y es también artesana de ropa típica, lo que vive en Los Sauces. 

LMR. ¿Cuántas mujeres eran en su familia? ¿Y de hermanos? 

ARLB. De hermanos, de nueve, un varón y ocho hembras. Y el varón ya murió. Entonces quedamos las ocho hembras todavía. 

LMR. Me hablaba de la Casa de los Cojines. ¿Cuándo convirtió usted esta tarea en un oficio? 

ARLB. Pues desde siempre, porque yo iba al colegio y después salía y en casa era bordar. 

LMR. Pero, ¿bordaban porque eran encargos para otras personas o bordaban ustedes porque querían? 

ARLB. Lo mismo de la Casa de los Cojines, que iba uno, cogía un cojín, lo bordaba y lo entregaba otra vez. Había también una agencia de bordes. Se recogía el borde y se llevaba después a la agencia. Y, luego, ya cuando fui mayor, empecé a trabajar. Trabajé, cuando Aurelio Feliciano, en el empaquetado de plátanos. Allí estuve yo once años trabajando. 

LMR. ¿Y lo compaginaba también con el borde o lo apartó? 

ARLB. No. Cuando estuve trabajando, ya no había tiempo para bordar porque era un trabajo de la mañana a la noche; no es como hoy, que es a mediodía. El trabajo ese era de las ocho de la mañana a las seis de la tarde. Una hora a mediodía y después seguía trabajando. Y cuando había barcos, que había fruta, se estaba hasta las diez de la noche o hasta las doce; a la hora que fuera para sacar la fruta. 

LMR. ¿Y eso fue una vez se casó, que ya empezó con su independencia económica, o trabajaba antes? 

ARLB. No. Yo después me casé y seguí bordando para ayudar; porque uno, si se acostumbra a eso, no puede estar con las manos quietas, sino aprovechando el ratito que queda. 

LMR. Entonces, ¿se dedicó a la crianza de sus hijos? 

ARLB. Sí, tuve cuatro hijos y bordaba, mientras los cuidaba, el ratito que me quedaba. Y, todavía hoy, el ratito que me queda, bordo para ir a alguna feria. 

LMR. Quería que me contara su historia de vida, pero ya es más o menos lo que me ha relatado. Su especialidad es el borde. ¿Cuántos años lleva? ¿Profesionalizó? ¿Usted se sacó el carnet de artesana? 

ARLB. El carnet de artesana lo saqué… No me acuerdo. A ver si lo tengo aquí. 

LMR. ¿Actualmente sigue bordando? 

ARLB. Sigo bordando, sigo con el carnet vigente y voy a las ferias de artesanía. Me saqué el carnet en 1997, que es cuando empezó el Cabildo Insular de La Palma a convocar ferias de artesanía. 

LMR. Y a profesionalizar un poco el oficio. 

ARLB. Sí. Mientras tanto, las agencias de borde que había. 

LMR. Y ¿aparte del borde? El crochet también lo controla. ¿Hay algo que le quede por aprender o que le gustaría? 

ARLB. Pues no lo sé. Hago macramé, porque cuando hago un juego de toallas, por ejemplo, para llevarlas a las ferias, pues les hago yo el macramé, que me sale mejor. El crochet… pues también. Con las dos agujas también me hago cosas: chalecos, jerséis y todo eso. Hasta pintura. Como estoy en la Tercera Edad, en el Centro de Día, ahí han dado muchos cursos. Entonces yo, desde los cincuenta y pico o los sesenta, he ido ahí. He hecho cursos de pintura, de macramé, los cursos los hice ahí. 

LMR. ¿Los cursos los hizo usted para aprender o los impartió usted? 

ARLB. Fui yo a aprender en el Centro de Mayores. Entonces yo todo eso lo he aprendido ahí. 

LMR. Con respecto a los bordados, trabajaba para la Casa de los Cojines. ¿Usted trabajó unida a otras mujeres o de manera independiente? 

ARLB. No. Yo, independiente. Siempre habíamos un grupito, pero cada una así. Porque había una señora, Nidia, que todavía está en Mazo, que venía a dar cursos a aquí, a Santa Cruz de La Palma, y entonces nos reuníamos. El Ayuntamiento le prestaba unos locales y allí estuvo un montón de tiempo. Entonces nos reuníamos para aprender. Ya uno sabía, pero estando unas cuantas, siempre hay opiniones. 

LMR. Pero trabajar, usted sola. Los encargos, siempre usted sola. ¿Qué oportunidades le ha dado la artesanía? Me comenta de las ferias en la isla. ¿Ha salido fuera? 

ARLB. No, fuera no. Solo dentro de la isla. 

LMR. El sistema de encargos, de compraventa, si alguien quiere comprarle algo, ¿se pone en contacto con usted? 

ARLB. Sí, se ponen en contacto conmigo. 

LMR. ¿Considera, entonces, que las ferias han sido una plataforma para darse a conocer? 

ARLB. Sí, las ferias son buenas porque tú llevas el trabajo tuyo y lo expones ahí. Entonces, el que lo ve, si quiere, lo compra, sino no. Y se corre la voz y dicen: «¡Ah, qué bonito, qué bonito, qué bonito…!». Una vez vino un señor; dice: «¿Dónde tiene el cojín que el año pasado llevó a tal feria?». Y yo: «Pues, mira, ahí está, que todavía no lo he vendido». «¡Ah, pues me lo voy a llevar!». Como somos muchas, cada uno escoge lo que quiera. 

LMR. ¿Y qué siente usted al bordar? ¿Qué significa para usted el borde? 

ARLB. Un relax, porque yo estoy a cualquiera cosa. Voy. Y me siento. Y me olvido. Estoy pendiente nada más de lo que estoy haciendo. Porque, claro, no puedes estar haciendo una cosa y pensando en otra. Por ejemplo, si haces una flor, tienes que tener los colores y mirar. Si tú estás pensando en otra cosa, no te sale. 

LMR. Hay que desbaratar y volver a empezar. Pero todavía, usted, después de tanto tiempo, logra centrarse. 

ARLB. Sí, sí. Yo todavía tengo mi mesa y me siento y bordo. 

LMR. Y dedicarse únicamente a eso en su cabeza a veces no es fácil. Buscamos muchas cosas que hacer para olvidarnos de los problemas, así que es una maravilla que todavía pueda, después de tanto tiempo. ¿Y alguna de sus hijas o algún familiar ha seguido con sus pasos? 

ARLB. No. Es que ya la artesanía… Por ejemplo, el borde ya no da, porque la tela ha subido un montón, el hilo ha subido un montón. Si fuera que con una madeja de hilo puedas hacer una flor… Pero es que para una flor te hacen falta cinco, seis o siete. Una hoja lleva tres colores por lo menos. Todo ha subido y ya no hay dinero. Entonces, si no hay dinero… Esto es como un lujo. 

LMR. Aparte de la Escuela Insular de Artesanía que está en Mazo, ¿usted ve que haya algo que pueda garantizar el aprendizaje de la artesanía? ¿Qué les diría a las nuevas generaciones? Por lo que me está comentando (que todo ha subido de precio), ¿cómo ve el futuro de la artesanía? 

ARLB. No creo que tenga mucha salida. Pero, bueno, el Cabildo tiene Mazo y ha hecho cursos y el Ayuntamiento también. Yo estoy en la Asociación de Vecinos de Velhoco y casi todos los años dan tres meses de clase de borde o de otras cosas. Pero como yo estoy en el de borde… Casi siempre vamos las mismas porque no hay gente nueva. 

LMR. Pero ¿cree que se hacen cositas, se dan pasitos para mantener nuestra raíz? Porque está la agricultura, pero también vivimos de la artesanía. 

ARLB. Sí, se están haciendo cosas. Vamos a ver si se sigue. 

LMR. Que se mantengan y que se aumenten y, sobre todo eso, que se intente orientar también a los menores, a las nuevas generaciones. Que se vea como una oportunidad también. 

ARLB. Sí, sí, porque si hacen mercadillos o ferias, la gente se anima o uno mismo se anima. Cuando hacen exposiciones procuran hacer algo que llame la atención para ir. En eso sí puede que la gente se anime. 

LMR. Trabajaremos también para apoyar escuchando sus demandas. Usted sabe que este reconocimiento que se hace por su trayectoria de vida está enmarcado dentro del 8 de marzo: reivindicar los derechos de las mujeres por los que tanto hemos tenido que luchar y seguir luchando. Por eso se celebra (entrecomillas) este día, para no olvidarlo. ¿Usted, en este sector de la artesanía ha visto diferencia, desigualdad, con respecto al hombre y la mujer? Es verdad que es una profesión que está feminizada de alguna manera. 

ARLB. Sí pero no. Yo tengo una asociación y, ahí, no. Lo mismo que los hombres tienen sus trabajos, su artesanía, ahí no. Yo no veo diferencias en nosotros, pero en el borde la presencia masculina no está. 

LMR. ¿Y qué le parece que se le dé este reconocimiento como mujer destacada? 

ARLB. Yo ni me lo imaginaba, porque yo no he hecho nada que esté ahí... 

LMR. Algo sí, porque por todo eso que estamos hablando de reivindicar, de mantener la tradición, de conservarla, de que conozcan las nuevas generaciones nuestras raíces, es importante el trabajo que usted ha hecho y que sigue haciendo a día de hoy. 

ARLB. Sí, por lo menos eso. Cuando uno va a estos encuentros, que vean que hay, que se puede trabajar y salir adelante. 

LMR. Está contenta, que eso es lo que importa. 

ARLB. ¡Ah, yo sí, yo sí! Yo, contenta. Imaginarme que me hicieran a mí eso… ¡en la vida!

*Leticia Martín Ramos

Concejalía de Bienestar Social e Igualdad de Oportunidades

Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma

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