Las Viejas aridanenses y el pintor José G. Solana (1886-1945)
En los festejos de Carnaval, las ancestrales carnestolendas medievales, se refugiaron las más variopintas expresiones populares con anónimos protagonistas. El yantar copiosos manjares acompañados por los altos grados de los tintillos y licores ayudaban a la trasformación corpórea con estrafalarias indumentarias. Ricos y pobres por unos días “corrían” juntos, y sin diferencias sociales aparentes, los días de “entrudo”, carnestolendas o carnaval, antesala de las rigurosas cuaresmas de antaño.
Los Llanos de Aridane cuenta con una manifestación popular de Carnaval que le es propia y única. Es el caso de la figura doble de las llamadas Viejas, curiosamente coincidentes y semejantes a las que representa en su obra el pintor el pintor José Gutiérrez Solana (1886-1945).
La representación de una figura doble se adentra en la antigüedad de la mitología griega y ejemplo de ello lo tenemos en los Centauros, figura doble entre humano y animales entrelazados. El repertorio de estos seres mitológicos es una estampa recurrente y duradera durante cientos de años y fuente inacabada para literatos, pintores e incluso cineastas.
Aún con la distancia de miles de siglos entre los Centáureos y las Viejas de Aridane ambas representaciones coinciden en ser una figura doble, una mitológica guerrera y la otra una representación popular contemporánea.
El viejo dicho de “no estamos solos en este mundo” se reinventa y las encontramos en la figura doble, una humana y la otra un pelele, de las Viejas, Los Llanos de Aridane.
Viéndolas danzar nos retrotraen con imaginación a las manifestaciones medievales y renacentista propias de los pinceles del flamenco Jheronimus Bosch, conocido por el Bosco (1450-1516) y de su discípulo Pieter Brueghel, el viejo (1525-1569) en el óleo sobre tabla El combate entre don carnal y doña cuaresma (1559), representado por personajes del mundo rural de esa época. La escena parodia, en dos espacios, a los que celebran el desenfreno del carnaval y los devotos católicos que cumplen con la cuaresma.
En la isla de La Palma tenemos ejemplos de dobles figuras en los azulejos de Delft, Flandes, hoy Holanda, que coronan la torre del antiguo convento de Santo Domingo (1701) de Santa Cruz de La Palma. Se trata de cuatro monstruos marinos sobre los que galopan una sirena con una gran melena de pelo, Neptuno, un angelote tocando una caracola y un relinchante caballo.
La catarsis humana propia del carnaval la expresa magistralmente el pintor aragonés Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828). El Carnaval fue un tema recurrente para el pincel de Goya en sus conocidas obras Disparate de carnaval y El entierro de la sardina.
La serie de la llamada “pintura negra” de Goya es recogida en el siglo XX por el pintor expresionista, grabador y escritor madrileño José Gutiérrez Solana (1886-1945). Se le conoce por el apelativo del “pintor de la España negra”. Las biografías de Solana resaltan la afición personal “a los carnavales, los cementerios, los hospitales, los burdeles” y al ambiente variopinto, andrajoso y harapiento del Rastro de Madrid.
Las figuras dobles de José Gutiérrez Solana (1886-1945), semejantes a las Viejas de Aridane
Semejantes figuras dobles a las Viejas de Aridane, por no decir iguales o idénticas, las encontramos en la serie sobre del carnaval de Madrid del pintor y obra literaria de José Gutiérrez Solana en las obras Carnaval de Tetuán y Máscaras de los cencerros.
En varias interpretaciones pictóricas Solana desarrolla la participación en los festejos del carnaval de una figura doble entre un pelele de una grotesca, desagradable y desaliñada mujer y un humano, un varón zarrapastroso y repugnante, que descansa sobre la espalda y la cintura de la mujer. La obra Máscaras de los cencerros (1932-1933), aparecen representadas dos figuras dobles de viejas, se encuentra en el Museo reina Sofía (Madrid).
En su faceta como escritor costumbrista Solana publicó dos interesantes obras bajo los títulos Madrid callejero y Escenas y costumbres, relatos cargados de detalles y momentos en los que describe la vida cotidiana de las clases sociales menos pudientes y especialmente en los festejos de Carnaval.
La curiosidad y presentimiento de llegar un poco más allá de quedarnos solo en contemplar la obra pictórica de Solana (1886-1945), en la que recoge la figura doble en el carnaval de Madrid, y con la ayuda estimable del personal de la Biblioteca Archivo Insular José Pérez Vidal, dependiente del Cabildo de La Palma, consultamos el trabajo de Gutiérrez Solana bajo el título Obra Literaria, publicada por la editorial Taurus en 1961. Publicación que recopila varios trabajos costumbristas del autor. La gruesa obra vino a La Palma en el programa de intercambio con la Biblioteca Pública de Las Palmas de Gran Canaria, con consulta en sala.
Y saltó la sorpresa en la palabra escrita, para alegría emocionada de esta autora compartida con el personal de la biblioteca Pérez Vidal, y el valioso testimonio personal de Solana en la obra Madrid callejero, publicada en 1923 y reditada por Taurus en 1961.
Describe y testimonia G. Solana lo siguiente:
“Pasan entre la muchedumbre dos máscaras grotescas que van montadas en ellas mismas, con abrigos destrozados llenos de remiendos de tela de saco, las piernas del que finge ir montado sobre el otro, rellenas de paja, al salir corriendo se tambalean huecas; estos mascarones se abren paso entre la gente y llevan un garrote en la mano para asustar”.
El autor encontró a estas “máscaras” o “mascarones”, realmente una figura doble, en el carnaval del Madrid de aquellos años, y los plasmó en su obra pictórica y literaria. Testigo excepcional y directo de la manifestación popular carnavalera.
La semejanza y coincidencia con las Viejas del carnaval aridanense son palpables. Ambas son manifestaciones populares del ancestral y verdadero Carnaval, patrimonio de los pueblos.
Conclusión:
1. Resaltamos que las manifestaciones populares festivas son compartidas en su manifestación exterior en diferentes épocas, culturas, lugares y pueblos. Sin que esto venga a significar ningún desmérito, al contario, afianza la universalidad de la cultura popular.
2. Es responsabilidad de los organismos oficiales y componente de las aridanense Viejas es mantenerlas tal y como han llegado a nuestros días. No obstante, sugerimos que algunas parejas deben ser adaptadas y vestidas con la temática elegida para el carnaval de cada año. Sin lugar a dudas aumentaría la expectación del público y el entusiasmo y compromiso de los participantes.
3. Los Llanos de Aridane debe responsablemente recuperar e incorporar a las manifestaciones festivas populares el grupo que hemos llamado “las cogotudas”, formando un cortejo entre las Viejas, los mascarones de maestro Julio y los magníficos mascarones que hicieron, en 1939 para la cabalgata de La Patrona, Manuel Rodríguez Quintero y Manuel Brito García.
4. El evento carnavalero titulado Pirata Galvao debe recuperar lo que en sus orígenes fue realmente, una manifestación espontánea, en 1961, del Entierro de la Sardina del barrio aridanense de Retamar.
María Victoria Hernámez, asesora de la Asociación Cultural Viejas a Caballotas, cronista oficial de la ciudad de Los Llanos de Aridane (2002), miembro de la Academia Canaria de la Lengua (2009) y de la Real Academia Canaria de Bellas Artes San Miguel Arcángel (2009).
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