Un registro de naufragios y robots para llegar a los pecios en aguas canarias: “La Palma sería una sede ideal para divulgar la historia marítima”
Indagar en los archivos para estudiar el registro de naufragios en aguas isleñas a partir del siglo XVI y utilizar robots para localizar los pecios ayudaría a desentrañar la historia marítima que durante los últimos 500 años ha enlazado a Canarias con Europa y América.
Estas son parte de las propuestas que efectúa en una entrevista a EFE Filipe Castro, profesor del Departamento de Antropología de la Universidad A&M de Texas (Estados Unidos) y coordinador del proyecto de divulgación mundial en materia de arqueología subacuática (http://nadl.tamu.edu).
Filipe Castro, que fue miembro del Centro Nacional de Arqueología Náutica y Subacuática de Portugal, ha impartido además en el Museo Naval de Santa Cruz de La Palma, en colaboración con la asociación que organiza el Día del Corsario, la conferencia Arqueología pública: la biblioteca digital de arqueología náutica.
Ha sido una oportunidad para conocer los fondos del citado Museo, sobre todo lo relativo a la documentación sobre carpintería naval y estudiar la posibilidad de que se divulguen en el exterior.
Esta posibilidad entronca con el objetivo de Castro de que haya la máxima colaboración posible entre museos e instituciones para divulgar los fondos referentes a la arqueología náutica y al respecto indica que el Museo Naval de La Palma “es un tesoro con una colección pequeña, pero única”.
Entre otros factores porque la mayor parte de los barcos construidos en La Palma hicieron la ruta americana y muchos terminaron convertidos en pecios al naufragar en aguas del Caribe.
“Hay muchísimo que conocer todavía”, apunta el investigador, quien explica que el primer paso que se debe dar es el de elaborar una carta arqueológica subacuática de Canarias que posteriormente podría coordinarse con las de Azores y Cabo Verde, y que necesitaría más de apoyo político que de inversión económica.
El segundo paso sería consultar en los archivos los registros de naufragios a partir de los documentos del siglo XVI y así conocer “qué navíos se perdieron en las Canarias”, para comenzar después a intentar su localización con robots submarinos.
“Sería buenísimo mostrar este patrimonio al mundo”, precisa Castro, con más de 25 años de experiencia en arqueología subacuática en Portugal, España, Italia, Brasil, Panama, Puerto Rico y Croacia, entre otros países.
La navegación en las islas es la historia de los últimos 500 años de Europa porque “en el fondo del mar están las pasiones, los medios y las ambiciones” que la configuran, puntualiza Filipe Castro, de igual forma que a partir del siglo XIX había un intenso tráfico marítimo con Cuba y se perdieron bastantes barcos en naufragios durante la época de los huracanes, algo que sería interesante rescatar.
La tecnología está ayudando muchísimo en este campo al disponer de técnicas que facilitan en pocas horas una labor que antes llevaba meses, como por ejemplo elaborar el mapa de un pecio, que implicaba “un ejército de buceadores midiendo con cintas métricas” y ahora se realiza una fotogrametía a 5 o 10 metros de distancia y una precisión de -1 centímetro.
Por ello considera que el Museo Naval de La Palma sería un emplazamiento ideal para instalar ordenadores que divulguen e intercambien conocimiento con otros centros de la historia marítima de Canarias, que forma parte de su paisaje “conectado con el mar, con los buques, con los marinos, sus herramientas, historias y cultura”.
Pero el patrimonio subacuático no es visible y por lo tanto se precisa un proyecto de toda la comunidad para implicar a las autoridades y contribuir a su divulgación “ya que aquí hay un pasado increíble de historias personales, de constructores, de comercio de mercancías, de militares” que habría que difundir, añade Castro.
Además el desarrollo tecnológico está cambiando la arqueología, de manera que hoy se comparten datos, dibujos y fotografías de excavaciones, lo que contribuirá a tener mucha más información de países que no tienen esta tradición en Asia y África, lo que incorporará “más narrativas y nuevos puntos de vista para la historia” de la Humanidad.
Aunque en cuanto a la arqueología subacuática Filipe Castro puntualiza que está muy poco desarrollada en África por falta de interés político con la excepción de Senegal, Mozambique y de Sudáfrica, donde se ha estudiado un barco portugués dedicado al tráfico de esclavos.
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