El alcalde de Orense proclama su “inocencia” censurando “la deslealtad” en política
ORENSE, 27 (EUROPA PRESS)
El aún alcalde de Orense, Francisco Rodríguez, ha aprovechado este jueves su intervención ante las bases de su partido para proclamar una vez más su “absoluta inocencia” respecto a los delitos que se le imputan en la Operación Pokémon y dejando un aviso para la cúpula de su formación: “a veces aceptamos con naturalidad que en política vale todo, pero no puede valer la calumnia, la injuria, la mentira y no debería valer la deslealtad”.
Aclamado por los suyos, que aprovechaban cada pausa para corear 'Se nota, se siente, Paco es inocente', ha explicado que la última semana, desde que fue detenido, ha visto “la grandeza y el buen corazón de mucha gente”, pero también “la miseria del ser humano, la deslealtad y la traición”.
A renglón seguido, ha desgranado paso a paso su detención y, tras insistir en su inocencia, ha considerado que es “víctima de un montaje” concebido para “destruir el Gobierno local”. “Durante estos días sufrimos un tsunami de insidias y maledicencias que no deseo al peor de mis enemigos”, ha aseverado.
En este sentido, se ha referido Rodríguez a “las barrabasadas y mentiras de todo tipo” que, a su juicio, han publicado los medios de comunicación sobre “chalés y casas” que podría tener. “Me voy como llegué, con los bolsillos vacíos, con la cabeza alta, con la dignidad intacta y con el orgullo más grande que puede haber”, ha subrayado, en alusión a la “amistad” de los compañeros de partido que este jueves le acompañaron.
“Estáis los que queréis estar, no me falta nadie”, ha remarcado, en velada referencia a los miembros del su grupo en el Ayuntamiento más afines a su jefe de filas, Pachi Vázquez, que no acudieron a esta cita con la militancia socialista orensana.
“DEJAR COSAS ARREGLADAS”
Junto con ello, el todavía alcalde de Orense ha justificado la dilación en su dimisión en la necesidad de “arreglar cosas” y garantizar que, después de él, la tercera ciudad de Galicia “siga teniendo un Gobierno socialista”. “Quería dejar cosas arregladas y no las tenía”, ha resuelto, disculpando no entrar en más detalles sobre esta cuestión.
A continuación, ha dicho que queda “un equipo estupendo para seguir pilotando el trabajo iniciado”, entre rumores sobre su sucesor en la Alcaldía, toda vez que la entrada en el Consistorio del siguiente en la lista, Alfonso Vilachá, tras su renuncia, supondría una nivelación de las fuerzas entre Rodríguez y Vázquez en el grupo municipal, dada la proximidad del nuevo edil al secretario general.
“SOY INOCENTE”
Buena parte de su intervención la ha centrado Francisco Rodríguez en defender su “inocencia” ante sus acusaciones. “Estad tranquilos, que nunca tendréis que avergonzaros”, ha prometido, enfatizando que su “único patrimonio” es el “cariño” de sus compañeros y amigos.
“¿Por qué tanto cariño, tanto afecto?”, ha inquirido, obteniendo como respuesta de uno de los militantes: “¡Porque eres buena persona!”. Visiblemente emocionado, ha pedido “perdón” por si “alguna vez” no estuvo “a la altura de las circunstancias”. “Pero desde lo más profundo de mi corazón, todas las acusaciones son falsas, una por una”, ha remarcado.
“Sé que hay distintas opiniones, pero permitidme un paso atrás para poder defenderme de las falsas acusaciones sin estar sometido a esta persecución política y mediática por algo que no hice”, ha justificado su renuncia, entre aplausos, por lo que ha prometido que en su vida olvidará estos momentos de “apoyo”. “Ojalá tuviera muchas vidas para recompensaros a todos”, ha subrayado Rodríguez.
RECUERDA SU DETENCIÓN
“Nunca me imaginé tener un patrimonio tan grande”, ha ironizado, entre risas de los militantes allí congregados, recordando que “hoy hace una semana” de su detención en la puerta de su casa cuando salía junto con su compañera.
Ella fue la que inquirió, según su relato, a uno de los miembros de Vigilancia Aduanera, porque “esa placa se podría comprar en un rastro”, a lo que el agente le advirtió de que “la pistola que tenía detrás no”.
Después de eso, contado en un tono casi de humor, ha relatado que fue “horroroso” estar dos días en “un calabozo de metro y medio por dos sin ventilación en el que costaba respirar”. “Fue un encierro inhumano en una especie de zulo sin ventilación. No soy practicante, pero llegué a rezar”, ha admitido, revelando también que uno de sus temores era “qué pensaría” la gente de él.