PP y PSOE ensayaron dos vías distintas con las treguas de ETA

Los Gobiernos del PP y del PSOE, el primero en 1998 y el segundo en 2006, pusieron en práctica dos vías distintas ante sendas declaraciones de alto el fuego de ETA con un mismo objetivo: conseguir la paz y la definitiva desaparición de la banda terrorista.

La primera de las diferencias entre ambos periodos de tregua fue la manera en la que ETA anunció su cese de actividades, ya que el 16 de septiembre de 1998 habló de un alto el fuego “unilateral e indefinido” y el pasado 22 de marzo utilizó el adjetivo “permanente”. Esta expresión permitía aventurar una voluntad más decidida de la banda en el camino hacia la paz, pese a que la tregua anterior, rota el 3 de diciembre de 1999, había sido la más larga de las al menos diez anunciadas por ETA a lo largo de su historia.

También el momento elegido para hacer el anuncio hacía presagiar que esta vez el final del proceso sería diferente, ya que la ausencia de atentados mortales desde hace tres años contrastaba con los seis asesinatos perpetrados por la banda en 1998 antes de la tregua. Los informes policiales de verificación de la inactividad de ETA fueron también una novedad en la forma de proceder del Gobierno, cuyo presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, se reunió en los primeros días con los representantes de los partidos políticos, incluido el lehendakari Juan Jose Ibarretxe, con quien rehusó hacerlo el anterior jefe del Ejecutivo, José María Aznar, en el 98.

Las diferencias también fueron evidentes en la política penitenciaria: el Gobierno socialista insistió durante el proceso en que no contemplaba por el momento acercar a presos de ETA a cárceles del País Vasco, lo que si se produjo en la anterior etapa. En 1998, cuatro reclusos enfermos fueron trasladados a cárceles vascas un mes después del anuncio de tregua; medida a la que en diciembre siguió el traslado a la Península de otros 21 etarras presos en Ceuta, Melilla, Canarias y Baleares; y el acercamiento a centros próximos a sus lugares de origen de 105 reclusos de la banda cuando se cumplió un año de alto el fuego.

Detenciones y 'kale borroka'

Otra de las decisiones adoptadas por el Gobierno del PP fue permitir el regreso de más de trescientas personas ligadas a ETA y que se encontraban huidas de España. La presión policial sobre la banda, tanto en Francia como en España, se ha mantenido durante los dos periodos de tregua, aunque en el anterior las primeras detenciones no se produjeron hasta el inicio de 1999, con el arresto de dirigentes como José Javier Arizkuren Ruiz, Kantauri, y Belén González, Carmen, en Francia, y las de los miembros del comando Donosti en Guipúzcoa.

En esta ocasión, las primeros detenciones llegaron cinco días después del anuncio de alto el fuego y continuaron en junio con una operación hispano-francesa contra la trama de extorsión etarra que se saldó con doce detenidos. A finales de año, y después de que ETA lanzara un nuevo pulso al Gobierno robando 300 armas en Francia, dos operaciones policiales practicadas por las Fuerzas de Seguridad galas, gracias a la información facilitada por España, permitieron la detención de seis etarras, entre ellos el presunto jefe del aparato logístico de la banda, Zigor Garro.

En cuanto a la kale borroka, ésta estuvo presente desde el inicio de la tregua del 98, algo que no ocurrió esta vez ya que la violencia callejera “respetó” el primer mes del alto el fuego. No obstante, luego resurgió y, a partir del pasado agosto, se recrudeció coincidiendo con un comunicado de ETA en el que la banda consideraba que el proceso estaba en “crisis” y advertía de que respondería “si continuaban los ataques contra Euskal Herria”.

Un comunicado similar fue emitido por ETA durante la tregua anterior, aludiendo entonces al “momento crítico” en el que se encontraba el proceso y advirtiendo de que “o se concluye (...) o se pudre”. Pero, cuando la rompió definitivamente fue el 3 de diciembre del 99 a través de un comunicado en el que culpaba a los Gobiernos español y francés de su decisión y, particularmente, al PNV y EA por no cumplir sus compromisos con la banda, por lo que la banda situó de nuevo a Madrid como su primer objetivo y planeó una acción espectacular para la que iba a emplear dos coches-bomba con más de 1.600 kilos de explosivos sin conseguirlo.

Ahora, ETA ha roto el alto el fuego sin un comunicado previo que avisara de su decisión. “Su comunicado”, posterior a una intensificación de la kale borroka y episodios como la aparición de tres etarras disparando al aire en un acto de la izquierda abertzale en Guipúzcoa o el citado robo de armas en Francia, ha sido directamente una furgoneta bomba en el módulo D del aparcamiento de la T-4 del aeropuerto de Barajas.

El atentado podría haber costado la vida a dos ciudadanos ecuatorianos, que desaparecieron tras la potente explosión y se encontraban en el aparcamiento, reducido a miles de toneladas de escombros.

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