La ''autoconstrucción'' hace peligrar las casas clandestinas en El Hierro
Las viviendas y edificaciones de autoconstrucción e ilegales en la isla de El Hierro son las que más peligro corren ante el riesgo sísmico, según ha admitido el arquitecto Joaquín Galera, que ha admitido además que la legislación vigente es suficiente para evitar problemas en estos fenómenos, “pero hay que cumplirla”.
El arquitecto Joaquín Galera ha explicado en declaraciones a Europa Press que en Canarias en los últimos años se ha dado una cultura de la “autoconstrucción” sobre todo a partir de los años sesenta y que ha sido permitida de forma “descarada” por el Gobierno, los cabildos y ayuntamientos. Aquí precisó que hubo momentos en el que el 60 por ciento de las edificaciones del archipiélago eran de autoconstrucción.
Con respecto a la isla de El Hierro que permanece en semáforo amarillo por riesgo sismo-volcánico, expuso que hay muchas edificaciones de este tipo, es decir, realizadas sin proyectos y que a esto se ha sumado el problema de que las administraciones han procedido a legalizarlas. “Si pasa algo será una papeleta para las administraciones”, precisó.
Describió Galera que se trata fundamentalmente de casas construidos los fines de semana con la ayuda de familiares o de alguien que sepa algo de construcción. “Éstas son las que principalmente corren peligro, en la mayoría de los casos no tienen pilares o cimientos adecuados o están construidas con materiales de poca calidad”, dijo para admitir que puede haber algunas que sí estén bien edificadas.
En relación a las casas que sí han seguido el cumplimiento normativo dijo que no tendrán grandes problemas ya que la normativa y la concesión de licencias incluye los riesgos sísmicos. “No les tiene por qué pasar nada siempre que la intensidad sea moderada”, explicó para repetir que no dice que las “clandestinas” se vayan a caer, pero son las más propicias para sufrir problemas.
A esto sumó Galera el problema de que las islas están en pendiente. Añadió las viviendas construidas en acantilados o en las proximidades del mar. “No ha habido control urbanístico y por eso hay problemas con olas o rocas que se caen”, ha expuesto para concluir que muchas veces hay que admitir que “¡Dios es grande!” ante el hecho de que para lo que pudiese ocurrir apenas suceden incidentes.
El arquitecto ha incidido en que “hay un exceso control” a la hora de hacer una construcción. “Está todo”, subrayó para recordar que el primer paso es que un profesional realice un proyecto teniendo en cuenta todas las leyes vigentes. Después se remite el documento al Colegio de Arquitectos para que emita un visado favorable y posteriormente llega al Ayuntamiento y a la oficina técnica, que también revisan que “todo esté en orden”. Finalmente cuando es así se da la licencia.
Galera ha afirmado que con estos controles es “muy difícil” que un temblor moderado pueda dañarlos de consideración, salvo la aparición de alguna fisura como ocurre en ocasiones durante el primer año del edificio hasta que termina de asentarse. Contrapuso aquí las viviendas que se mantienen “de milagro” ya que no tienen estructura o pilares. “En general al no haber control son las más expuestas”, finalizó.